A vueltas con la cobardía de AMLO y del director general de Pemex de buscar destruir la reputación pública de María Amparo Casar. Como es bien sabido, han dedicado dos días (más lo que se acumule) a pretender hundir injustamente en el fango de la corrupción a una mujer cuyas aportaciones a la transparencia han sido bien documentadas.
No ha sido la primera vez que AMLO y sus propagandistas se dedican a la aniquilación de un “adversario” político. Pero, como es habitual ahora en los cánones de la ética lopezobradorista, lo hacen a través del hundimiento de los mensajeros. En vez de refutar el mensaje, léase, defenderse de los argumentos esgrimidos en su contra, optan cobardemente por buscar pintar de deshonesto al autor del libro o al director del reportaje.
Lo han hecho con periodistas, académicos, líderes de opinión y contra cualquier hombre o mujer que utiliza su pluma o un medio de comunicación para presentar argumentos o datos que pongan en tela de juicio las bendiciones o la honestidad de la mal llamada 4T.
Si uno lee su libro “Los puntos sobre las íes” encontrará un texto bien escrito, bien planteado y cargado de argumentos sesudos basados en evidencia y datos aportados tanto por organismos especializados como por el propio gobierno federal.
¿Por qué no salen los “expertos de la 4T a refutar el argumento de que, de acuerdo con datos del CONEVAL, aumentó el número de mexicanos que viven en pobreza extrema? ¿O lo mismo con aquellos que no tiene acceso a servicios de salud?
¿O que el crecimiento económico ha registrado el más bajo desempeño desde el gobierno de Miguel de la Madrid? ¿O que se ha incrementado el índice de homicidios en el país? ¿O que el presidente de México ha violado sistemáticamente la Constitución y las leyes bajo el lema de la mal llamada transformación? ¿O que la educación pública atraviesa una crisis sin precedente en la historia del país?
No, por el contrario, AMLO y sus nefastos propagandistas, dispuestos a repetir las peores falsedades con el propósito de poner a Claudia en Palacio Nacional, evaden el debate de las cifras y recurren a las descalificaciones personales.
En relación con el caso Casar, el lector igualmente recordará que fue el propio AMLO quien utilizó políticamente el reportaje sobre la Estafa Maestra, sacado a la luz por Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad, para atacar a Enrique Peña y al candidato José Antonio Meade.
Mucho podrán despotricar las huestes de la 4T contra personajes críticos como Héctor Aguilar, Denisse Dresser, Carlos Loret, Jesús Silva- Herzog o María Amparo Casar, entre tantos otros. Y con plena seguridad continuará el presidente acusándoles de corrupción. Sin embargo, lo que el jefe del Estado no será capaz de cambiar es la realidad del México de las cifras, y menos aun, del México real.