México.- Un domingo por la tarde de marzo de 2010, Francisco Javier Cantú, uno de los mejores periodistas de radio y televisión de Nuevo León, estaba en la redacción de Multimedios cuando recibió la orden de ir a Santiago, pueblo de las afueras de Monterrey, para verificar el reporte de un crimen. Al llegar, Paco -como le dicen colegas y amigos- encontró un cadáver. “Lo recuerdo bien -me cuenta-: era masculino, traía una camiseta de los Rayados del Monterrey y estaba en forma de cruz enganchado en una cerca. Como si estuviera crucificado pero lo fusilaron porque tenía la cara vendada”.

Una persona crucificada en pleno siglo XXI. Los ojos de este reportero que apenas supera los cuarenta años de edad han visto de todo en estos tiempos de extrema violencia en el noreste de México. Conocí a Paco en 1998 cuando me tocó trabajar como su asistente en Radio Alegría, donde seguro éramos los periodistas más aburridos. Aunque la verdad es que Paco se movía animadamente por la ciudad a toda velocidad en un chevy, oyendo todo el día canciones de Rubén Blades y buscando noticias que reportar.

Después de casi veinte años vuelvo a encontrarme con él en Monterrey para entrevistarlo. Todo ha cambiado. De repente el periodismo se volvió un oficio particularmente peligroso en México. Sobre todo el que Paco practica.

- ¿Cuántas ejecuciones has cubierto?

- Híjole… más o menos para hacer el cálculo, te cuento: un día entre semana llegué yo a la redacción con 17 ejecuciones. Solo una tarde. Estamos hablando de las 4 de la tarde. Yo entraba a las 4 y salía a las 11 de la noche. Me tenía que regresar a las nueve, nueve y media de la noche. Lógicamente estamos hablando de que en un enfrentamiento había cinco, seis muertos. Me dicen “salte porque no ha llegado el de las 11:00 p.m. y hay un enfrentamiento en la Moderna”. Cubrimos el evento, anduvimos recorriendo las calles: total, ese día regresé con 35.

- Más de uno por hora…

- Por eso te digo que aquí no era por día, sino por hora. Nada más teniendo esa estadística, imagínate cuántos. Fueron cientos. Lo peor es que lamentablemente te vas acostumbrando.

ESTE ES EL QUE DETUVIERON AYER

Aquel domingo de marzo de 2010, después de cubrir la muerte del “crucificado”, Paco recibió una llamada de su jefe diciéndole que en Santa Catarina, del otro lado de la ciudad, estaban reportando disparos. “Y pues a pisarle –relata el periodista-. Cuando llegamos está el despapaye. Se veía que eso sí había sido un enfrentamiento. Lo primero que veo sobre la avenida principal, sobre el camellón, es una patrulla, las que les dicen granaderas aquí en Monterrey. Justamente entre la patrulla y el cordón del camellón está un cuerpo de un escolta. Luego llega el ejercito, se mete al Home Depot y tienen a todos los clientes resguardados. Enfrente está también otro cuerpo tirado. Era una señora de la tercera edad. Lo que nos comentaron en ese entonces fue que venía el secretario y el director de la policía de Santa Catarina, pero se toparon con unos narcomenudistas, a los que detuvieron. Luego avanzaron y unos delincuentes llegaron a rescatarlos, por lo que se armó la balacera. Esa fue la versión oficial que se dio”.

Durante el tiroteo, Paco registró la historia de la muerte de una señora de la tercera edad, víctima del fuego cruzado, así como también relató la angustia de un padre que había dejado a su hijo en el coche mientras entraba al Home Depot, justo cuando inició el enfrentamiento. Paco se enteró de que también había detenidos y los habían llevado al cuartel de la policía local, por lo que decidió ir hacia allá para recolectar más información y tomar algunas fotografías. “Cuando llegamos, el cuartel estaba totalmente acordonado. Tenía la cinta amarilla. Llego yo junto con un camarógrafo de Televisa. Le digo: “¿qué onda? Si esta acordonado quiere decir que hay broncas”. Y comienza a llegar la Marina, llegan las unidades. Entonces tú estas esperando, como se dice aquí en el argot, a tirarle a lo que se mueva. Comienza a haber movimiento de policías. Llega una ambulancia. Nuestra idea era: “si esta herido el secretario yo quiero la foto, la imagen, para decir que sí lo hirieron”. Porque la duda era si era él o una escolta. Llega la ambulancia, sacan al lesionado y aprovechan eso para sacar a dos detenidos. Algo les salió mal porque el lesionado no salió al mismo tiempo. Salen los detenidos, me voy sobre ellos y comienzo pegadito a la patrulla a reventar, como decimos. Los policías, como era una sola persona, no se dieron cuenta”.

Esa tarde, Paco fotografió al joven detenido mientras era subido a un helicóptero de la Marina Armada. Le llamó la atención que pese al calor primaveral de Monterrey, el joven trajera una sudadera café con una letra B en color naranja. Después de regresar a la redacción y hacer sus notas, Paco llegó casi a medianoche a su casa para descansar un rato.

Al día siguiente, eran las 5.30 de la mañana cuando Paco ya estaba trabajando en la ciudad con un camarógrafo experto apodado El Tigre. Un informante les llamó para decirles que había un cinco-uno (muerto en clave policial) en los límites de Apodaca y San Nicolás. “Llegamos y ya había llegado mi compañero de Televisa, Alfredo González. Me dice: “Pásale, compadre, todavía no llega la ministerial, pero está un policía ahí. No hay bronca con él. Pásale. Ahí se ve. Está encobijado”. Llego y a tomar la foto. Tú aprovechas el momento de que no hay nadie y tiras. Lo primero que vi fue la letra B anaranjada que había visto un día antes”.

- ¿Lo viste en la cámara?

- Lo vi afuera. O sea, tomo la foto y cuando bajo la cámara para ver dónde más puedo tirar, si hay una evidencia o una arma o algo, me doy cuenta: “Ah, canijo”. La letra B fue lo que a mí me llamó mucho la atención y le digo al Tigre “ven, wey”. Le digo: “Tigre, grábamelo. Este es el que detuvieron ayer”. Se pone a grabar, llega la ministerial y nos saca del lugar. En el canal empiezan a pedirme: “mándamelas fotos, mándamelas, mándamelas. Ya las sacó Televisa”. Y yo les decía: “espérenme. Deja que ellos saquen lo que quieran. Se las vas a partir”.

Además de reportar para los canales de televisión de Multimedios, Paco tenía que hacer notas para las ediciones impresas y digital de Milenio, así como para las emisiones radiofónicas del consorcio regiomontano. “Estábamos en la era multimedia. Eras el reportero todólogo: escribías para prensa escrita, radio, televisión, Internet. Traíamos una laptop y tu banda ancha de Internet. Yo traía la tarjeta de un día antes de la cámara. Inmediatamente entro a la compu, saco la foto de la detención y la de ahorita y las pego. Se las mando. Me dicen: “¿qué es esto?”. “Fue al que detuvieron ayer y ahorita está muerto”. “¿Pero cómo?”. “Sácame al aire”. Lo más interesante es que el cuerpo fue localizado a pocas cuadras de donde estaba una base de la Secretaría de Marina. Total: sale la foto. Televisa preguntándose “¿qué onda? ¿Por qué nosotros no lo tenemos?”. Tenían las fotos como comúnmente debe hacer el trabajo el camarógrafo. Esa misma mañana yo reventé.

- Hay organizaciones de derechos humanos, abogados y periodistas de investigación que llevan años investigando, tratando de documentar eso y tú en 24 horas logras demostrarlo.

- Nosotros estábamos esperando alguna respuesta de la Marina. Emiten un comunicado diciendo que el detenido había quedado a disposición de la policía municipal. Eso siempre se quedó ahí. No sé supo qué fue lo que pasó.

- ¿Le diste seguimiento a este caso?

- Se le dio seguimiento, pero desafortunadamente tú trabajas con base en órdenes. Cuando te dicen “hasta aquí”, pues tienes que darle a otra cosa…

ALGO ASOMBROSAMENTE TRÁGICO

Regresé con Paco al sitio donde tomó la foto del joven presuntamente ejecutado por la Marina. Sobre el lugar habían construido ahora un fraccionamiento. Nadie sabe si en esa zona cercana a la base provisional que instaló la Marina hay más cuerpos. Será difícil por las construcciones que se hicieron encima durante los años recientes.

-¿Si el cuerpo no hubiera traído la sudadera con la B lo hubieras reconocido?- pregunto a Paco.

- No, traía muchos golpes. Me llama la atención lo de la sudadera y ya viéndolo foto con foto sabes que sí es.

- Y la subes.

- Inmediatamente después de corroborar. Y, ¡pum!, se va a nivel nacional.

- Esta foto se tomó por aquí.

- Sí, sólo que ya no está igual.

- Pero desde que pasó eso ya estaba marcado que iba a ser un fraccionamiento. Digo, si hay más cuerpos ahí no se puede investigar.

- No me explico. Es por eso que a mí me llamó la atención: ver una B y el color.

- Esta fue una nota de mucho impacto. ¿Los colegas qué te decían?

- Fíjate, afortunadamente en Monterrey la gente, la raza, como decimos aquí aunque yo no sea de aquí pero prácticamente tengo mi vida hecha, es buena onda, te da el mérito. Hay raza que es mala leche, pero la mayoría de los muchachos, de los compañeros, se unieron conmigo, le dieron a la nota. Porque al final de cuenta todos habíamos estado en el lugar de la detención.

- Pero no todos habían visto eso, y es lo que hace la diferencia en un reportero.

- Lo que yo les he comentado (cumplí 23 años como reportero este 2017) a los chavos de la nueva generación de periodistas es que cuando vayas a buscar una nota, cubrir un hecho, tienes que buscar algo que marque la diferencia, algo que sea contundente. Tienes que ver más allá de lo que esté en el lugar, algo que le dé un plus.

- ¿Y las autoridades qué dijeron?

- En aquella ocasión se emitió el comunicado por parte de la Secretaría de Marina, el cual llega a la redacción de Multimedios. Y, pues, prácticamente se deslindan del hecho. Es justamente cuando nos dicen que esto ya pasó a cuestiones federales, a la Procuraduría, y se nos da la instrucción de seguir con nuestro trabajo diario.

- Además, tenías la cobertura diaria de la guerra.

- Sí. Nosotros éramos los generadores de la información. No se podía descuidar la nota diaria. Más en aquella época que era algo que nunca se había vivido en Monterrey con esa intensidad.

- Ahora tal vez hay más tiempo para investigar.

- Sí hay más tiempo, pero ahora es más complicado por la cerrazón de las autoridades, por las nuevas leyes que se generaron en cuanto a la protección de los detenidos.

- Me refería a los hechos pasados. Ya ves que ahora se investiga, por ejemplo, el caso de San Fernando. Pero también no tanto porque hay lugares como este que ya son otra cosa. Y bueno, es tremendo, ¿no?, como hablabas hace un rato de los cientos de muertos que te ha tocado fotografiar, reportear. ¿Cómo procesas eso personalmente? Eso es muy importante.

- Hace poco estábamos platicando sobre esos temas en la familia. En lo personal yo creaba una barrera: la típica de “no te claves”. Es algo que sí es realidad pero es un “bloquéate, bloquéate”. Si te quedas pensando con la primer muerte tienes. Ya no vuelves a salir. Vives traumado. He visto cosas que mucha gente no se imagina. A veces te das cuenta que el grado de maldad del ser humano sobrepasa a las películas. Cosas que tú dices “no puede ser”. Me tocó una vez un homicidio entre dos personas, nada que ver con delincuencia organizada. Estaban tomando. Lo mata y lo mete a una secadora industrial. Entonces dices “oye, ¿qué onda?”. La mente perversa en ese momento, o no sé, el afán de no querer ser detenido te hace cometer ese tipo de locuras. Bueno, lo que yo hacía era bloquearme. Lo que sí no podía soportar eran casos de niños, cuando son menores de edad, sí te quedas “ay, no, caray”. “Que hubo un tiroteo y mataron al niño tal”. Yo nada más lo menciono y no lo grabo.

-  Estábamos hablando de cómo procesas personalmente la cantidad de cosas que has visto. Ahora, lo que yo no entiendo era la crueldad con la que se mataba. No era liquidarlos y ya. Los cuerpos terminaban siendo objetos de una crueldad tremenda. ¿Tú qué piensas de esto?

- El mensaje era: “te vas morir, pero además vas a sufrir”.

- Y era un mensaje tal vez también de las autoridades.

- Creo que era tanto de los grupos opositores como del gobierno.

- ¿Tú crees que este caso que documentaste es una prueba de eso?

- Fíjate que sí va estar complicado dar una explicación. Ahora sí que tendrías que ser parte de. Creo que ellos tienen un objetivo. Esa es la instrucción y se cumple. Pero sí es un asombro trágico verlo… Como cuando me tocaron los 43 cuerpos de Cadereyta

- ¿Puedes contarme de eso?

- Ese caso fue en la madrugada del domingo. Nos reportan que se están pidiendo todas las unidades forenses pero nos sabemos para dónde. Se hablaba de más de treinta cuerpos. Te empiezas a mover: “¿dónde, dónde, dónde?”. Hasta que, como te digo, nunca falta la persona que te pasa el dato exacto. “Vete a Cadereyta. Es lo único que te voy a decir”. Fuimos a Cadereyta y cuando íbamos pasando la refinería de Pemex empezamos a percibir el olorcito a sangre, a putrefacto, el olor a muerte, como tú dijiste. Cuando llegamos ya está cerrado. Hay un militar ahí y no puedes pasar. Todos cortan cartucho porque viene el convoy de carros de los medios de comunicación: “identificación, lámpara, de qué medio vienes. De aquí no te puedes mover”.

- Algo asombrosamente trágico, como decías…

- Sí, pero nosotros cubríamos la nota y se acabó.