Oaxaca, Oaxaca.- El año del 2006 fue marcado por el conflicto postelectoral de la elección presidencial que oficialmente ganó Felipe Calderón Hinojosa, pero también por una serie de actos de represión ilegal del Estado mexicano, lo mismo en contra de comuneros de San Salvador Atenco, que de trabajadores mineros de diversos lugares del país, o pobladores de Oaxaca, donde se desató una rebelión en contra del entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

En ese año se reactivó en México una maquinaria autoritaria y represiva que parecía haber quedado atrás luego de la alternancia del año 2000. Una de las personas que padecieron los estragos de esta realidad fue Emeterio Marino Cruz, quien el 16 de junio de 2006 se encontraba participando en lo que esperaba fuera una fiesta, pero acabó detenido, torturado y desahuciado por los jefes de la policía oaxaqueña.

A una década de distancia, caminamos por el lugar donde ocurrieron aquellos hechos, aún impunes. “Para nosotros era un día de fiesta porque nosotros íbamos a festejar la Guelaguetza popular aquí en el Cerro del Fortín. Yo trabajaba de plomero y de maestro. Estaba trabajando para acá para la colonia Estrella y como ya vi que venía la marcha pues me sumé. Veníamos bien contentos; veníamos bailando. Al llegar aquí con todos los maestros, ya estaban los policías ahí en valla. Yo no era líder ni nada. Sólo era uno más de los maestros, uno más del pueblo de Oaxaca, pues. Nosotros veníamos en son de paz, venía la banda y todo, pero no nos dejaban pasar. Empezaron los empujones y comienzan a lanzar los gases. La verdad, yo me enfrenté, pero no con armas sino con piedras porque ellos tiraban balazos de goma, gas. Ya en una de esas que subí las escaleras del Hotel Fortín, me aventaron con una bala de gas en la espalda. Me caí y corrí al hotel a esconderme en los baños. Cuando entro al baño me agarran. Y me empiezan a pegar y me desmayé. Me sacan arrastrando y ahí me dieron una golpiza bien fea.

-¿Qué es lo que pasó en el cerro del Fortín?

- Pues estaban cuatro judiciales y ya que me suben a uno de los camiones y arriba que me sacan la ropa. Ahí estaba un maestro llamado Joaquín. A mí que me empiezan a hablar feo: “que eres un pendejo”. Y yo les decía: “soy maestro y me llamo Emeterio”. Cuando me amarran, me meten a una taza de baño con suciedad, me meten la cabeza. Ay, Dios mío. Ya que me sacan me meten una bolsa a la cabeza y ¡ay, Dios mío!, cuando veo que traen un tehuacán con chile que me meten acá, hijole, otra cosa fea. Ya que llega un policía con uno de esos eléctricos y ¡ay, Dios mío!, les decía que “¡ya, ya no aguanto, mejor mátenme!”. Luego, el maestro Joaquín que se para y que le dan y se cae, porque me quería defender.

- ¿Qué le dan?

- Con el eléctrico, porque él me defendía. Ellos me querían matar, pues.

"Pusieron a cavar un pozo a los maestros para que me enterraran"

- ¿Puede identificar a los jefes policíacos?

- Sí. Ahí estaba Daniel Camarena. Estaba también Sergio Segreste, Evencio Martínez, Alejandro Barrita y Aristeo López.

- ¿Ellos vieron cómo le estaban torturando?

- Sí.

- ¿Alguno de ellos le pegó?

- Los que me pegaron a mí fueron Aristeo y Barrita.

- ¿Dónde le pegaron o cómo fue?

- Barrita me pegó un macanazo en la espalda y Aristeo me pegó un marrazo acá, que me dañó; se me sale la clavícula. Yo ya no aguantaba. Ahí me tuvieron amarrado. Como a las 4 llegan unos polis y me dicen “se va a ir”. Me llevan unos hombres altos, de saco. Eran cuatro. Uno iba adelante manejando; uno iba atrás y a mí llevaban dos en medio. Luego me meten la pistola en la boca y “cuac” me la ponen y decía “mátenme”. Luego me llevaron a un lugar donde me arrastraron.

- Ahí perdió ya el conocimiento

- No, pero ya me vi mal. Y me llevaron a la Procuraduría. Un montón de mujeres y hombres tirados. Luego como a la hora y media llegó Camarena. Dijo: “son órdenes que los echemos a los perros”. Yo ya andaba bien mal. Y luego dice Camarena “¿y a este qué le pasó?”. “Se cayó, jefe”. “Ah, pinche pendejo”. Y me hinca. “¿Usted es Emeterio Marino Cruz? Te va a llevar la verga, ¿para qué le faltan al respeto al gobernador?”. Luego le dice al otro policía: “páralo”. Y saca su pistola. Y me pega.

-¿Le pegó con la pistola?

- Sí, aquí traigo todavía el golpe en la cabeza. Y sigue trabajando en el gobierno como si nada.

- Según la investigación que hice usted es dejado en un paraje al aire libre

- Sí, parece que luego del golpe me empezó a salir sangre de la boca y los maestros que estaban ahí estaban llorando.

- Lo dieron por muerto…

- Inclusive pusieron a cavar un pozo a los maestros para que me enterraran. Les decían “si se ponen pendejos se van a morir junto con él”. Dicen que el camillero de la Cruz Roja dice: “no, este está muerto” y ellos: “no, está vivo”. No querían llevarme. Y que me subieron a la ambulancia y venían los polis siguiéndola. Me llevaron al ISSTE, al IMSS, al Civil, y decían: “no, está muy grave, se va a morir”.

- ¿Usted sigue teniendo secuelas de esa tortura que sufrió hace diez años?

- Sí. Fui con peritos de la PGR, médicos forenses de la PGR, donde ellos constatan que quedé con secuelas de por vida, secuela motoras, secuelas sicológicas, secuelas de la orina, de mareo, de todo.

- En las imágenes de antes de ser detenido se le ve con muy buena salud. Tengo entendido que antes de eso usted era maratonista, nadaba; era deportista.

- Sí. Yo jugaba básquet. Corría seis kilómetros diarios. Me bañaba y me iba a trabajar. Ya los domingos me iba al mar a bucear, a pescar. Pescábamos cazón, pez vela, langosta, pez dorado. Pescaba bastante yo.

"La justicia en México es solo para los ricos y los que están en el gobierno"

- Don Emeterio, ¿qué problemas de salud tiene hoy en día?

- Tengo como ataques que son por mis problemas neurológicos por las operaciones de mi cabeza, secuelas motoras de mi cuerpo, dislexia, también del habla. Cuando estuve muy grave no podía hablar. Tuve que ir a terapia para hablar, para mover mis manos. Tengo muchas secuelas de mareo, de orina, motora, del habla. Volví a aprender a hablar. Luego yo no veía. Estuve como cuatro años sin ver. Quedé también un poco mal del oído. A veces me sale como pus.

- ¿Y de la columna?

- Sí, que fue donde me golpearon. El traumatólogo ya me dijo que no puedo operarme porque si me opera no voy a caminar. Mejor me dijo que, pues, me quedara así como camino. Yo antes jugaba básquet. Ahora ya no puedo bucear porque me lo impide mi cuerpo.

-¿Ha cambiado algo en estos diez años en Oaxaca?

- No, no. Ahorita en Oaxaca están las cosas más complicadas que antes. El gobierno todo lo quiere hacer con la policía, con la fuerza pública. Lo único que quieren es reprimir.

- ¿Qué piensa de la policía?

- La verdad son policías que no tienen ni estudios, pura gente que no está preparada. Yo soy maestro rural; yo sí me preparé mucho. La verdad ahorita ya no lo hago porque me impiden mucho leer mis problemas neurológicos. Me duele mucho leer.

-¿Qué piensa de la justicia en México?

- La justicia en México no es justicia, es injusticia. Para los que fuimos torturados y golpeados no se aplica la ley, al contrario se nos quiere aplicar a nosotros, nos quieren cobrar. Cuando yo estuve muy grave, muy grave, me fijaron una fianza de cinco millones de pesos para que mi caso se resolviera, pero gracias al magisterio, al pueblo de Oaxaca, que se manifestó muchas veces, me quitaron la demanda. La justicia en México es sólo para los ricos, para los que están en el gobierno. Hay muchos muertos en Oaxaca por eso.

- Esto que acaba de pasar en Nochixtlán, por ejemplo. ¿Cómo vio lo que sucedió el 19 de junio de 2016?

- Pues lo mismo. Fue la policía federal. Ellos no lo quieren aceptar aunque hay evidencia, hay videos, hay fotos donde están disparando. Tú luchas con las manos, con la razón, con la memoria. Y ellos usan las armas para reprimir al pueblo, para matarlo. En mi caso me dejaron mal. Y no me arrepiento porque fue una lucha por el pueblo. Muchos me dicen que si me arrepiento y yo digo que no. Soy consciente que fue una lucha leal, una lucha para el pueblo. Fue para mis hijos, para la gente pobre de Oaxaca, para toda la gente reprimida que la traen así.

Yo desde chico he sido luchador social del pueblo. Soy de un pueblo humilde, lejos de la ciudad de Oaxaca. Siempre he luchado por los pueblos indígenas.