México.- Para el escritor e historiador Enrique Krauze en México no basta con criticar, sino que hay que investigar para no hacerlo a la ligera. 

?En relación a México y a Iberoamérica nos está faltando elevar el debate, que los historiadores, los filósofos y los escritores se pregunten por la compleja realidad latinoamericana con un ánimo de mayor entendimiento y comprensión, y con menos espíritu fácil de denuncia. Necesitamos entender mejor la realidad de cada uno de nuestros países y de nuestros países en conjunto para aportar soluciones concretas?. 

En entrevista con El Universal, el escritor consideró que es fundamental que el debate en México se enriquezca pues ?una democracia es tan rica como el debate público de ese país?. 

Al respecto, comparó lo que sucede en Chile, Colombia y España mientras que en México ?lo que hay es vocerío, griterío, maniqueísmo, indignación; la cultura de la denuncia está muy bien, pero necesitamos investigación?. 

Ejemplificó lo que transcurre en redes sociales

?Hay que criticar, pero hay algo fácil en la denuncia; los jóvenes se están acostumbrando a la denuncia fácil y narcisista y entonces toman el aparatito y escriben una mentada al presidente o a quien sea. 140 caracteres. ?¡Qué valiente soy. Ya participé!? Participación exprés... ¡Perdón... Así no se hace un nuevo país! Conozco muchos adolescentes de 48 años que siguen en eso. Pero la tarea es larga, no podemos caer en el desconsuelo, el desánimo y la decepción, porque hay algo fácil, mórbido y cobarde en eso?, externó. 

Krauze acaba de publicar una reedición de Personas e ideas. Conversaciones sobre historia y literatura (Debate/ Random House), que abre una colección editorial con sus ensayos, artículos y retratos. 

En el libro se destacan entrevistas a grandes pensadores, filósofos y escritores como Octavio Paz, John Elliot, Jorge Luis Borges, Isaiah Berlin y Mario Vargas Llosa

El escritor dice identificarse con ellos en su defensa del pensamiento liberal y la necesidad de entender los procesos que han transformado al mundo. 

En su oficina de Letras Libres, se le destaca la entrevista a Isaiah Berlin, quien le habla de que las naciones atrasadas reflexionan sobre sí mismas a través del autocuestionamiento 

?Es muy interesante lo que él dice; que ni Francia ni Inglaterra ni Estados Unidos preguntan ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos? Todo país se pregunta un poco eso, pero no con la angustia con que se lo preguntaba Rusia. 

?Eso me pareció interesantísimo porque se parece a México y a América Latina toda. Siempre estamos preguntándonos eso, piense en El laberinto de la soledad, ¿quiénes somos?, ¿somos indígenas?, ¿españoles?, ¿las dos cosas?, ¿modernos?, ¿arcaicos? Vimos en el siglo XX a aquellos países que optaron por la aceleración revolucionaria, presas del mito de la Revolución, un mito atractivísimo, cósmico. 

?Viene la Revolución, es costosa; en el caso mexicano, un millón de vidas. Pero ¿qué son un millón de vidas? ¡Va a venir un nuevo amanecer! Lo mismo en Cuba, lo mismo en China, lo mismo en Rusia?. El sangriento mito del nacimiento de la historia que viene con la Revolución?, dijo. 

Para el escritor, en México todavía estamos atrapados, ?no creo que haya un impulso propiamente revolucionario, pero sí un impulso de cambiarlo todo, de hacer tabla rasa, de borrón y cuenta nueva. Es un impulso irracional, hay muchísimas cosas que cambiar y muchísimas que están muy mal, pero en términos de progreso, incluso en términos políticos, estamos menos mal de lo que estábamos en tiempos de Díaz Ordaz. Entonces es legítimo hacerse las preguntas sobre en qué lugar de la historia estamos?. 

Dijo que en ?el siglo XX hizo en México grandes avances; no vivió las Guerras Mundiales más que marginalmente. Fue un puerto de refugio para muchos perseguidos, mi familia misma vino así. Tuvo un sistema político que le dio estabilidad y orden, pero que condenó a los mexicanos a la adolescencia civil, cívica y política, no hizo ciudadanos. Condenó a los mexicanos a ser adolescentes fósiles, viejitos, porque ahí estaba papá-gobierno que se encargaba. Una de las consecuencias terribles de eso es la falta de un sistema jurídico?. 

En la entrevista concedida a Sonia Sierra, se destaca que Krauze encuentra en la politización de la justicia la causa de los grandes problemas del país; el mayor, no lo duda, es el valor de la vida: 

?Parecería que el Himno Nacional no es ?Mexicanos al grito de guerra?, sino ?No vale nada la vida, la vida no vale nada??. 

Y considera que los responsables están en el siglo XX y en ?todos? los gobiernos federales, estatales y municipales del 2000 a hoy.