México, D.F.-  “El 68 no puede compararse a los más de 60 mil muertos y desaparecidos de hoy, tampoco puede compararse al trato que se les ha dado a las víctimas por las que se preocupa Javier Sicilia desde el día en que le asesinaron a su hijo, en Cuernavaca, Morelos” escribe la periodista y activista, Elena Poniatowska en “Tlatelolco 44 años después” publicada en La Jornada.

Sin evitar evocar recuerdos de aquel 2 de octubre de 1968 en el que estudiantes fueron ultimados en la Plaza de las Tres Culturas, la también escritora recuerda la esperanza que despertó la movilización de aquella generación.

Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca (…) habló del futuro con una frase que Javier Sicilia podría suscribir: Tengo una gran esperanza al contemplar este movimiento, aurora del despertar cívico, de la unión de las generaciones, son de trompeta inolvidable, de exigencias de un cambio rápido y profundo”.

 

A modo de comparación Poniatowska retoma el inició del movimiento #YoSoy132 como “protesta contra la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, el 11 de mayo” pasado.

“Desde entonces la presencia de los muchachos en la calle y en los espacios públicos ha crecido y no ha cejado en su intento de decirnos lo que tienen en el corazón. Ojalá y sepamos escucharlos y construir con ellos una nueva comunidad en la que campeen la pluralidad y la alternancia”.

Y concluye afirmando que el Movimiento Estudiantil de 1968 tenía fallas y contradicciones pero que respondió a una necesidad profunda: la de la democracia.

“La democracia que nos enseña a curar nuestras heridas y a manifestar nuestro amor por la libertad” concluye.