Papantla, Veracruz.- Mantener el valor de la honradez les ha costado muy caro a dos mujeres indígenas oriundas de Coahuitlán, Veracruz, quienes regresaron a una sucursal del banco Bancomer 9 mil 400 pesos que una cajera les había dado de más, pero ante dicho acto, el gerente de la sucursal las humilló, amenazó y acusó de haber robado la cantidad que las mujeres entregaron.

Las mujeres se trasladaron de Coahuitlán, en la zona serrana de Totonacapan, a Papantla, Veracruz, con el objetivo de retirar el dinero que les habían depositado.

Tras más de dos horas de recorrido en transporte público, las mujeres llegaron hasta una sucursal bancaria, muy nerviosas debido a que sólo hablan totonaca y el comunicarse con la cajera de la institución se les dificultó.

Una vez que recibieron el dinero, lo guardaron sin contar si la cantidad era la correcta, salieron de la sucursal y emprendieron el viaje de regreso.

Durante dicho trayecto, en la sucursal de Bancomer la cajera se percató del faltante, lo cual notificó al gerente de la sucursal y éste le pidió a la empleada bancaria localizar a las o los clientes a los que había dado el dinero.

La cajera, de quien no se reveló la identidad, logró llamar a la familia a la zona serrana para explicarles que les había entregado el dinero equivocado. Las mujeres no se opusieron a regresar el excedente que habían recibido, para lo cual acordaron que el viernes 23 de septiembre se reunirían con la única condición de que el banco les pagara los pasajes a las mujeres, de Coahuitlán a Papantla.

Las mujeres llegaron el día pactado a la sucursal bancaria, acompañadas por su amiga Virginia Juárez, quien iba para servirles de traductora, sin embargo, cuando se presentaron en la ventanilla y regresaron el dinero, la cajera les explicó que no les podía pagar sus autobuses por problemas administrativos, por lo que las indígenas pidieron hablar con el gerente.

El gerente recibió a las tres mujeres de manera prepotente, comenzando a gritar enseguida amenazándolas con que, si no se retiraban, iba a llamar a la policía y las acusaría de robo.

Al ver el maltrato que recibían, Virginia encaró al gerente y le dijo que no podía maltratarlas así, y menos aprovecharse de su condición humilde, pero igual, tuvieron que regresar por sus propios medios a su lugar de origen, debido a la prepotencia y actitud del gerente bancario.

Con información de Excélsior y liadiznoticias.com.