México.- Habitantes de la comunidad de Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, se vieron obligados a huir de Guerrero por amenazas derivadas de su negativa a sembrar amapola. 

Fuentes del Ayuntamiento informaron que el pasado sábado cerca de 50 familias tuvieron que emigrar a Sinaloa, tras refugiarse en la cabecera municipal, luego de que la presión del crimen organizado ocasionara una división en su pueblo.

Las 50 familias, cerca de 150 personas, buscaron ayuda de autoridades municipales y organizaciones para que las apoyaran en conseguir trabajo fuera del municipio, ya que tenían temor a que algo les pudieran hacer las otras familias de su comunidad.

Dos autobuses llegaron al municipio el pasado sábado para trasladarlos a Sinaloa, donde podrían permanecer una temporada como jornaleros agrícolas; dicho trabajo les fue conseguido por el alcalde priista Roberto Zapoteco Castro y la síndica procuradora Rocío Guadalupe Salazar Chávelas, a través de la Casa del Campesino que está en Chilapa.

"Sus compañeros los obligaban a trabajar como esclavos y ellos se tenían que callar lo que vieran o escucharan; ante eso la gente optó por salirse", agregó.

Por su parte, funcionarios recordaron que en días pasados, la misma gente de la comunidad acudió a la cabecera municipal a pedir ayuda; primero a los transportistas para que fueran a traer a las familias, ya que estaba la amenaza de sus compañeros de la comunidad que si no se salían en dos horas, "iba a correr sangre".

"Se vinieron jóvenes en sus motocicletas, a pedir ayuda. Tuvieron que ir carros del Ayuntamiento y los militares a traer a las familias para evitar alguna tragedia", agregó un funcionario.

Tras lo hechos, entre quienes escaparon así como entre las autoridades, reina el hermetismo. Al día de hoy existe la duda sobre cuánto tiempo van a estar las víctimas laborando en Sinaloa, porque se trata de un trabajo temporal. "¿Qué va a pasar cuando regresen? ¿Dónde van a vivir?", cuestionó otra de las fuentes.

El pasado sábado, cuando las familias acababan de emigrar a Sinaloa, otros pobladores de Tlaltempanapa llegaron de inmediato y se llevaron las motocicletas que quedaron; “se las vinieron a quitar”.