México.- Abel Barrera que está al frente del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan trabaja desde hace 21 años con casos de desaparición forzada, ejecuciones, violaciones, tortura, despojos agrarios y atropellos diversos.

A casi un año de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Barrera reflexiona sobre los hechos señalanado que en la comunidades de la montaña de Guerrero, no existe mediación entre los pobladores y el podere autoritario, señala: "No hay nada que amortigüe el choque entre la violencia y la indefensión ahí donde la única ley que vale es la del sicariato"

Es fierro contra fierro?.

Para él, el suceso del 26 de septiembre de 2014 sólo puede acontecer por una conjunción de dos procesos paralelos: el brazo represivo del gobierno mediante sus policías y con el crimen organizado que ha adquirido fuerza propia desde que el narco llegó a establecerse en la plaza de la entidad.

Aunado a ello, se encuentra el empeño tanto del gobierno federal como estatal por la contención del avance de las causas sociales que defiende Tlachinollan, pues cuando retiran una piedra, les imponen una roca "con toda la intención de cerrarnos el paso".

Ayotzinapa es el ejemplo del carácter represivo de los gobiernos caciquiles y la delincuencia, sobre todo porque la Normal Rural ha fungido como piedra en el zapato de dichos gobiernos y es responsable por la desaparición y ejecución de activistas, líderes comunitarios y defensores de derechos humanos.

La relevancia de los normalistas recae en que es un emblema de la educación para los más pobres, por ello no pasó desapercibido.

Con respecto al papel del Ejército en los hechos, en opinión de Barrera, los soldados intervinieron desde una postura represora que queda en evidencia por la persecución hasta la clínica de los estudiantes, quienes fueron sometidos, encañonados y despojados de sus móviles con la intención de "hacer el trabajo sucio a la policía y a la delincuencia, su papel fue cerrar el cerco", pues atacaron a los jóvenes desarmados en la clínica.

Para las familias de los estudiantes, la fecha en sí misma no significa nada, pero si es importante el informe del Grupo de Expertos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pues éste cuenta con información contundente, investigaciones científicas, búsquedas en vida, acciones coordinadas y comprometidas con las víctimas, además de que los miembros han sido los acompañantes ideales porque han escuchado a los padres y tienen la capacidad para emplazar al gobierno a cumplir.

Con información de La Jornada