Estados Unidos.- Jill Hart conoció a Donald Trump en 1992, cuando el empresario la recibió en la Trump Tower de Nueva York, para una reunión de negocios donde se abordaría el posible financiamiento de un festival llamado "Sueño Americano". 

En entrevista con The Guardian, Hart narró que apenas meses después de aquel primer encuentro, el magnate intentó sobrepasarse con ella, pues la invitó a ella y su novio de entonces, George Houraney, a un tour por una de sus mansiones. En una de las habitaciones, Trump empujó a Hart contra el muro y comenzó a tocarla por todas partes, al tiempo que intentaba levantarle el vestido. 

La mujer tuvo que gritar y empujar al magnate para evitar que el ataque se concretara. Por miedo y respeto de la figura del entonces magnate inmobiliario, Hart guardó silencio, pero en 1997 interpuso una demanda formal por ataque sexual, que quedó tipificada como intento de violación. 

Un acuerdo millonario entre las partes evitó que el conflicto escalara. La propia víctima reveló al diario británico que el trato a partir del pacto fue "amistoso". Sin embargo, cuando los rumores sobre la posible campaña de Trump por obtener la candidatura del Partido Republicano comenzaron a surgir, Hart comenzó a recibir llamadas de medios de EU e internacionales para revivir el caso. La ahora maquillista de profesión optó por mantenerse en silencio. 

Pero esa convicción terminó cuando Trump fue cuestionado sobre el caso. El ahora candidato republicano a la presidencia de EU descalificó los señalamientos y aseguró que se trataban de mentiras y chantajes. Esas declaraciones hicieron eco en Hart, quien dijo no entender porqué su agresor la tacha de mentirosa. 

"Él fue agresivo y piensa que todas las mujeres están enamoradas de él. No quería hablar porque estaba en términos amistosos con él. Soy una persona que sigue adelante y se reconstruye. Luego la prensa se enteró y tuve que revivir estas cosas que había olvidado, porque honestamente fue muy doloroso. ¿Por qué hablo ahora? Porque Donald no pudo resistir la oportunidad de decir que todo había sido inventado, pero el colmo fue cuando Ivanka Trump dijo a la prensa que su papá no era un acosador. Ella tenía 10 años cuando pasó". 

Hart reconoció que en enero acudió a un rally de Trump, luego de aceptar la invitación de unos amigos que son seguidores del magnate, pero aseguró que no lo respalda para llegar a la Casa Blanca y que jamás pensó que conseguiría la nominación.