El Estado Islámico (EI) ha sido calificado por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, no como un grupo terrorista, sino como proyecto de Estado con armas sofisticadas, ideología totalitaria y financiación que se basa en los apoyos externos y la toma de recursos para la ofensiva, así como para asentar su califato.

ISIS fue uno de muchos grupos armados sunitas radicales opositores al régimen de Bashar al-Assad en Siria, que se construyó su fama al separarse de Al-Qaeda "por no ser suficientemente radical" y que representa la manifestación más violenta de la insurgencia con una visión ultraconservadora del Islam.

EI se apoya en una gran capacidad económica que se ha construido mediante el control de zonas clave de la industria petrolera iraquí, por ejemplo Mosul, cuya producción diaria de barriles de petróleo se estima en 2 millones, además tomaron la planta de gas de Shaar y la de Baiji, donde se sitúa la mayor refinería del país; también buscan el control de abundantes fuentes energéticas en el Kurdistán.

Su objetivo es emplear los beneficios para construir su califato mediante la extracción de recursos y militantes de Siria; también porque la comunidad sunita de Irak ha sido marginada y reprimida tras la invasión de Estados Unidos y los aliados en 2003, y por los mandos militares de Saddam Hussein y funcionarios del Partido Baas que se sumaron luego de ser expulsados de sus puestos.

Por día, se calcula que ingresa un millón de dólares gracias a la exploración petrolera; si Siria e Irak firman un acuerdo, el monto mensual sería de 100 millones de dólares.

EI vende los barriles por 30 dólares cada uno por intermediarios en Turquía y Siria que lo mueven dentro del mercado negro.

EI no vive sólo del petróleo, ha establecido un sistema de impuestos en los territorios conquistado, mientras promueve actividades ilícitas: robo de reservas monetarias en bancos provinciales, contrabando de coches y armas, así como secuestros y controles carreteros.

Por otra parte, los líderes de los grupos armados buscan la prolongación de las batallas para que se les continúe brindando apoyos.

El Estado Islámico ha crecido por la debilidad del estado, las sectas estatales y un apoyo económico-militar externo a la insurgencia.

Con información de BBC