Como muchas otras cosas del mundo de los cómics, Apocalipsis, el gran villano de los X-Men y protagonista de la más reciente película; tiene sus bases en un estadio un tanto alejado del medio, en este caso, en la religión judeocristiana; en el libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento.

Haciendo un resumen muy burdo y rápido de dicho texto sagrado. El apocalipsis refiere al momento en el que el mundo, tal y como lo conocemos, será destruido para dar paso a una nueva etapa dentro de la existencia de todas las cosas, no sólo la humana. Las formas en que esto sucederá varían dependiendo la interpretación, ya sea por guerras, choques cósmicos, colapsos naturales, etcétera; según la creencia, esto se dará después de una serie de señales que incluyen la llegada de los denominados “Cuatro Jinetes del Apocalipsis”, quienes traerán consigo distintas plagas para dar pié a dicha aniquilación (que también pueden señalarse como pecados o vicios de la raza humana).

Posterior a toda la crisis, el mundo se volverá a rehacer (hay quienes dicen simplemente se transfigurará), iniciando la mencionada nueva época que será supuestamente un estadio benéfico para todos aquellos elegidos que sobrevivan la catástrofe.

El en cómic, Apocalipsis tiene más o menos esa misma función. Ahí él es tomado como una divinidad nacida en el ceno de la época de los faraones de Egipto, como En Sabah Nur, el primer mutante; quien fuera abandonado por sus padres debido a su condición de portador del Gen X. Sin embargo, fue hasta que se dio su educación que comenzó a verse como aquél que debería de probar a la humanidad, pues se le fue inculcada la ideología de “la supervivencia del más fuerte”.

Dado que es inmortal, Nur viaja por varias partes del mundo aprendiendo de las diversas civilizaciones y siendo adorado por estas, hasta que decide dormir para el momento en que la raza mutante sea mayor en número y esta pueda elevarse por encima del Homo Sapiens, entonces emprenderá la destrucción del mundo, trayendo una época de abundancia para los “Hijos del Átomo”, ayudado por 4 guerreros que serán sus “Jinetes”; estos tomarán los avatares y poderes de sus símiles bíblicos.

En ambos mitos, subsiste la idea de la destrucción de un mundo previo con el fin de darle entrada a un momento de revolución, el cual será disfrutado por aquellos que sobrevivan al colapso; la diferencia es que en el apocalipsis bíblico, los elegidos son todos aquellos que hayan seguido la doctrina judeocristiana de manera adecuada (reiteramos, según las interpretaciones), mientras que el apocalipsis de En Sabah Nur, los que heredaran la Tierra son todos los mutantes, no importando su afiliación religiosa o moral.

El primero es un acto moral y de fe, una recompensa para aquellos que se alinearon de manera adecuada a la legislación religiosa; mientras que el segundo tiene que ver más con lo biológico, con una eugenesia basada en la carga genética de las personas, la cual es la que las hace dignas o no de salvación.