Un estudio publicado en la revista Neurology Now reveló que la exposición prologada a los videojuegos puede afectar de manera negativa el cerebro de los adolescentes, trayendo como consecuencia una adicción a dicho entretenimiento; con lo que se asumirá a este como lo más importante, dejando de lado otro tipo de actividades.

El artículo menciona que la cantidad de dopamina que se libera durante una sesión puede ser tal que "apague" la corteza prefrontal, parte del cerebro que involucra procesos como el juicio, toma de decisiones y autocontrol. Como resultado se tenderá a hacer elecciones pobres carentes de racionalización.

Menciona el caso de Anthony Rosner, un ávido jugador de World of Warcraft, que pasaba 18 horas frente a su computadora realizando diferentes misiones en el juego, lo cual estuvo a punto de costarle un año de escuela. En base a esto, señala que es en los MMO donde se puede ver de manera más evidente el problema, pues la dopamina funciona de manera similar a lo presentado en las "máquinas tragamonedas", ya que se espera siempre un resultado favorable (en el caso de los juegos masivos, el deseo se vierte en las recompensas que dejan los enemigos al ser derrotados).

Lo anterior no quiere decir que los juegos sean negativos en su totalidad; se intenta evidenciar que este tipo de actividad (como casi toda la que involucre al ser humano) tiene estelas positivas y negativas. Si bien tenemos que la práctica puede traer beneficios como un proceso superior de información o la capacidad de realizar varias tareas al mismo tiempo, también existe la posibilidad de volver esto una adicción; sobretodo en los jugadores más jóvenes.

Con información de Game Informer.