En qué momento pasó, cómo fue... ¿si va así la rola, no?

Bueno, como sea, el punto es que no sabemos en qué parte de la historia nos volvimos tan dramáticos y sentimentales. O de mecha corta...

Porque si algo teníamos era la capacidad para controlar el llanto. Sí, varios códices y estudios han permitido conocer cómo funcionaba el llanto en las culturas prehispánicas. 

De hecho, un interesante artículo publicado por Daniel Graña Behrens nos muestra los distintos significados que tenían las lágrimas en ese entonces.

Demostrar humildad, conmover a los dioses y entablar un diálogo sin palabras eran algunos de los usos que les daban, no como hoy en día, que de relaciones tóxicas está hecho el mundo y el llanto es visto más como un chantaje o vulnerabilidad.

Mejor llorar solito, como decía Julio Cortázar en sus instrucciones para llorar:

A continuación presentamos los distintos significados del llanto en la cultura nahua, sobre todo entre los aztecas.

1. El llorar religioso- ritual:

Las lágrimas eran consideradas como un “buen discurso.” El llanto ritual era un asunto serio. Se consideraba que las lágrimas empleadas en el momento correcto tenían una fuerza ética y, en cambio, empleadas en un momento inoportuno eran nefastas.

Como ejemplo, delante de Tezcatlipoca se lloraba con humildad y profunda tristeza para recibir una buena vida y salvación de la pobreza. Los gobernantes, en su entronación, debían también llorar ante esta deidad.

El llanto era provocado como a manera de diálogo. En la ceremonia de la lluvia Sahagún menciona dos fiestas en las que se lloraba: la Atlcahualo o Quauitleua (donde el llanto de los niños sacrificados era equivalente al temporal), en el Atemalcualiztli, una fiesta de cosecha de cada 8 años, la gente lloraba gravemente. 

Mientras tanto, en otras festividades llorar significaba todo lo contrario: el mal augurio, como en el caso de la Ochpaniztli, en la cual la mujer a ser sacrificada no debía llorar.

2. Llorar durante las visiones:

En algunas fiestas donde eran utilizados hongos alucinógenos llorar era también una forma de adoración. Como ejemplo está la fiesta de los mercaderes aztecas (pochtecas), quienes durante toda la noche, bebían chocolate y comían hongos con miel; tenían alucinaciones angustiosas y bailaban y lloraban.

3. Durante las crisis políticas:

Existen distintos casos en los que está documentado cómo el llanto estuvo presente en momentos determinantes donde estaba involucrado el poder.

Cuando Nezahualpilli, aliado y gobernante de Texcoco, predijo a Moctezuma el cercano fin del reinado mexica, este rompió a llorar, y lo mismo sucedió cuando informó a sus seguidores que se subyugaba al destino y a los españoles (todos reaccionaron en un llanto que conmovió a los conquistadores mismos según apuntan cartas del mismo Hernán Cortés).

También se sabe que los aztecas lloraron antes de encontrar su mítico Aztlán; o cuando en un inicio se asentaron, malviviendo en un principio, más que llorar por su suerte lo hacían a manera de imploración.

4. Durante las separaciones:

En un compromiso, como una boda, los aztecas lloraban y derramaban “lágrimas buenas” por la separación con las familias.

En los funerales las personas también lloraban, pero no sólo de tristeza, también como una especie de purificación para el que moría.

Cuando un gobernante perecía, eran armadas las conocidas “lloraderas” que involucraban a todas las clases sociales y que duraban cuatro días; entonces el llanto acompañaba al difunto hacia el lugar de los muertos.

5. En alivio luego del cumplimiento de una profecía:

En la Crónica mexicáyotl se narra cómo los aztecas cuando vieron la insignia legendaria (del águila y el nopal) donde debían apostarse, lloraron, ello como “un saludo ritual de alegría sin intención especial”.

6. Como remordimiento o amonestación:

Cuando un gobernante castigaba a un súbdito, terminaba la amonestación silenciando las lágrimas de los culpables con las propias. Los niños, por ejemplo, lloraban no por tristeza en el castigo, lo hacían más como un ejercicio de remordimiento.

7. Llorar durante el sacrificio:

En el códice mixteco Zouche-Nuttall (láminas 83 y 84) se presentan imágenes de prisioneros y frente a ellos  guerreros disfrazados de águila o jaguar que lloran. De esta imagen se desprende que el llanto pre sacrificio acompañaba a algunos de ellos como parte del sentido de ofrenda.

Con información de masdemx.com