La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, mide aproximadamente dos metros cuadrados y tiene múltiples funciones.

Con el paso del tiempo, la piel se va debilitando y queda más expuesta a agresiones externas e internas, mostrando así las señales de envejecimiento como arrugas, flacidez y manchas, la gran mayoría creadas por el sol.

El pigmento natural de la piel, la melanina, ofrece una cierta protección contra ellos, ya que absorbe la radiación ultravioleta y protege el ADN por lo tanto, las pieles oscuras tienen ventaja ya que al producir más melanina se deterioran menos.

La melanina se acumula en los melanosomas, un tipo de orgánulo o compartimento perteneciente al citoplasma, la parte de la célula situada entre el núcleo y la membrana. El tamaño de esos almacenes de pigmentos determina en gran medida la tonalidad cutánea, y como los melanosomas de los individuos con pieles oscuras son mayores, sufren en menor medida los estragos del fotoenvejecimiento.

Pero no todo son excelencias: la tez oscura sintetiza peor la vitamina D, y el exceso de pigmentación suele dar lugar a la formación de queloides.

Con información de Muy Interesante.