Ser mentiroso no te hace inmortal y aunque no lo creas, estudios han demostrado que decir mentiras puede afectar tu salud tanto, como no comer verduras, no hacer ejercicio,  comer demasiada mantequilla o fumar.

La doctora Anita Kelley de la Universidad de Notre Dame, acaba de hacer un estudio llamado "La ciencia de la honestidad", donde se analizaron a 110 sujetos. A la mitad de ellos se les dijo que debían dejar de decir mentiras durante diez semanas y la mitad de ellos no se les dijo absolutamente nada respecto a las mentiras.

El grupo de no mentirosos se quejó menos de dolores de cabeza, tensión, dolores de garganta, ansiedad y otras enfermedades que los de grupo de mentirosos padecieron. Además, el grupo de no mentirosos informó que sus relaciones personales cercanas habían mejorado y sus interacciones sociales eran más llevaderas.

El estudio de la Dr. Kelley es confirmado por el trabajo del Dr. Deirdre Fitzgerald de Eastern Connecticut State University. Fitzgerald informó que la mentira es grave para la salud física y emocional. A menos de que seas un sociópata, la exposición prolongada al estrés puede conducir a serios problemas de salud y puede disminuir la longevidad, aumentar la depresión y la ansiedad, dañar tus relaciones, y romper tu autoestima.

Así que a la próxima que planees mentir, piénsalo dos veces. Haz de tu vida algo más saludable comenzando por la verdad.

Con información de Inc.com