Según la ciencia existe una excelente razón por la que le tenemos pavor a las arañas: está en nuestro ADN. Según una nueva investigación de la Universidad de Columbia de Nueva York, el miedo de los humanos a las arañas, o la aracnofobia, podría ser sólo una parte de la evolución . Durante las fases evolutivas tempranas de nuestra especie, tuvimos un muy alto riesgo de tener encuentros mortales con arañas venenosas. Así que lo que puede parecer un miedo irracional en esta época, antes era un instinto de supervivencia.

La aracnofobia, o el miedo a las arañas, sólo podría ser uno de los temores humanos más antiguos que existen, según el informe publicado en Times. Los Investigadores de la Universidad de Columbia descubrieron que nuestras reacciones de terror respecto a las arañas, podrían datar de los primeros cientos de años evolutivos de la especie humana en África.

En África, las arañas venenosas eran numerosas y sus mordidas (incluso cuando no eran mortales) ponían a alguien  fuera de acción durante días y en el peor de los casos, incluso semanas. 

Las personas que estaban en mejores condiciones de detectar y responder al encuentro con una araña, tienden a sobrevivir a tasas más altas que las que no podían. Por lo tanto, el miedo se incrustó genéticamente. Y, según la nueva investigación, este miedo aún existe en nosotros. Para ver lo rápido que la gente todavía podía detectar una araña, el investigador Joshua New y sus colegas, reunieron a 252 sujetos que veían imágenes abstractas en una pantalla. Los resultados: la gente podía detectar a las arañas aunque la imagen no fuera clara.

Estos resultados se relacionan con un estudio previo realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory que encontró que el miedo puede ser transmitido a través de los genes. Sin embargo, The Independent señala que esta teoría del ADN no es la única existente que puede explicar por qué estamos tan aterrorizados con las arañas. Los científicos también afirman que las experiencias aprendidas, como el descubrimiento de que las arañas eran peligrosas y que deben evitarse, no se transmiten genéticamente, sino por la enseñanza y por medio de la experiencia personal.

John May, profesor de psicología en la Universidad de Plymouth, sostiene que los niños aprenden a tenerle miedo a las arañas debido a los condicionamientos sociales. Cuando los padres o hermanos reaccionan a las arañas de manera asustada, un niño es seguirá su ejemplo y les temerá.

Así que más vale informarse correctamente y tener calma ante el encuentro con uno de estos bichitos de ocho patas.