A sus 32 años, Michelle fue diagnosticada con cáncer de cuello de útero; además, acababa de parir a su hija Martha y estaba lista para continuar disfrutando una vida feliz a lado de su pareja, Jack.

Cuando los médicos le informaron a Michelle sobre su enfermedad, la pareja decidió acelerar sus planes. Tras varias pruebas, los doctores determinaron que Michelle tenía 48 horas de vida gracias a que el cáncer ya había hecho metástasis y era imposible hacer algo para curarla.

Jack, el novio de Michelle y papá de Martha,  se apresuró de organizar una boda en la sala de espera del hospital de Peterborough (Inglaterra) para sellar su amor por siempre. La madre de Michelle  compró un vestido que arregló a la medida de la novia, Jack invitó a los familiares y amigos más cercanos.

Cuatro semanas después del enlace Michelle murió pero está claro que sus familiares hicieron posible que sus últimas fueran disfrutadas a plenitud y en familia.

Con información de The Mirror.