Una oleada de turistas rusos e israelíes regresaron el turismo a la isla de Chipre el año pasado, ayudando a su economía tras tres años de recesión.

La isla de Afrodita, como también se le conoce,  es una isla de contrastes con playas de aguas turquesa y montañas en el interior, donde poder estar en contacto con la naturaleza.

Chipre posee una herencia cultural que se remonta a más de cinco milenios de historia. Micénicos, fenicios, persas y más tarde, otomanos, venecianos y británicos pasaron por la isla dejando en ella pinceladas de diversas culturas que están presentes en su artesanía, en la gastronomía y en la esencia de sus pueblos y ciudades.

El número de personas que visitan la isla del este del Mediterráneo, la cual  depende en gran medida de los ingresos generados por el turismo, subió un 1,5% en el 2014.

Las cifras representan una tendencia al alza un tanto rara para la economía de Chipre, que a principios de enero cesó los vuelos de su aerolínea nacional Cyprus Airways tras siete décadas de servicio.

El aumento de turistas que llegaron de Rusia e Israel el año pasado, ayudó a compensar una caída en el principal mercado turístico de la isla de Gran Bretaña.

El número de visitantes de Gran Bretaña se redujo un 2,2% a 871.523, pero los turistas procedentes de Rusia aumentaron un 4,6% a 636.766. Los visitantes israelíes también subieron un 57,6% a 68.822 el año pasado.

La mejora de las cifras de turismo junto con el aumento de ingresos, está avivando las esperanzas de que el sector turístico logre sacar adelante la economía de la isla en este 2015.