El enamoramiento es un estado traicionero. Cuando estamos enamorados tendemos a ignorar detalles que pueden resultarnos desagradables y resaltar las cosas positivas en esa persona, tal vez porque de manera inconsciente, sabemos que si nos clavamos en esos detalles, la relación no iría a ningún lugar.

Al estar enamorados suponemos que esa persona tiene cualidades extraordinarias, que es la mejor del mundo, al menos en la mayoría de los aspectos. Y está bien que nos suceda eso, no en vano se dice que el amor es ciego, y la experiencia nos ha enseñado a reconocerlo.

El problema está en cuando esa persona maravillosa y extraordinaria se vuelve alguien común y corriente ante nuestros ojos y pierde todas las virtudes que veíamos, deja de atraernos y hasta se puede volver alguien despreciable o en un enemigo irreconciliable.

Considerar que alguien es demasiado perfecto significa idealizarlo, y al idealizarlo le atribuimos encantos que no posee. Así es como nos ponemos fuera de la realidad, y ésta (tarde o temprano) se toma la revancha.

Es probable que esa persona idealizada no deba ser colocada en un altar y tampoco en la basura; nadie es un saco lleno de virtudes, ni una suma de defectos, todos tenemos pasado, todos tenemos reacciones que se derivan del mismo y cosas positivas que aportamos con el corazón en la mano.

Cuando idealizamos, experimentamos una bomba de frustración que deriva en tristeza y exageración emocional además de que hacemos que la persona idealizada tenga ciertos poderes en nuestra vida; llegamos a valorarla tanto que su opinión es la única que cuenta y nos volvemos dependientes al grado de minimizar nuestra propia opinión y nuestro más auténtico sentir.

La persona patológicamente idealizada por nosotros recibe de nosotros mismos un mandato que terminará por perjudicarnos: "haz de mí lo que te plazca". Tarde o temprano ese mandato provocará nuestra reacción y rechazo; lo malo es que corremos el riesgo de pasar de un extremo a otro, de ir del amor al odio.

Lo mismo ocurre con el tema amor cuando nos someten a consignas puramente subjetivas y arbitrarias: esa persona siempre elige mal; aquella no nació para el matrimonio; ese hombre se deja dominar por las mujeres, etc?

1. Mirando el lado humano e imperfecto que todos tenemos y sabiendo que todos somos iguales.

2. Ten en cuenta que tu pareja brillará en unas cosas pero en otras no. Va al baño como todos los mortales, por las mañanas se levanta con cara de sueño o de mal humor.

3. Ha cometido errores alguna vez y seguro que tiene secretos inconfesables que nadie debe saber o se caería su imagen.

4. Todos tenemos diferentes disposiciones y facetas durante el día. Unas horas para la seriedad y responsabilidad, otras para ser más natural y humano.

5. Intentamos dar la mejor imagen, mostrar lo bueno que tenemos, pero lo cierto es que detrás de lo que las personas quieren mostrar se esconde la realidad humana e imperfecta que todos llevamos dentro.