En la historia de la humanidad han existido numerosos oficios y profesiones que conviven mano a mano con el riesgo y la tensión. Un ejemplo son los grandes guerreros como los samurais.

La elite guerrera del Japón feudal destacó por sus habilidades en la lucha pero sobre todo por su fortaleza mental para afrontar fría y calculadamente todos los riesgos con los que convivían.

Hoy día vivimos con menor intensidad situaciones de gran tensión que, no obstante, necesitan soluciones rápidas y certeras. Es por ello que en las experiencias colectivas del pasado podemos encontrar respuesta a los problemas del presente y convertir el estrés en nuestro gran y mejor aliado.

El estrés y la ansiedad son problemas comunes de la sociedad actual pues no siempre disponemos del espacio y tiempo suficiente para decidir. Nuestro ritmo de vida nos ha convertido en expertos de la inmediatez sin que esto nos suponga beneficios.

Independientemente de las circunstancias el miedo siempre va a existir y lo que nos hace diferentes unos de otros es la forma en que lo enfrentemos.

Te compartimos tres trucos prácticos para enfrentar problemas de la forma más serena.

Mantener la respiración

Suena fácil pero no todos estamos conscientes del ritmo de la respiración en diferentes situaciones. Cuando te enfrentas a una situación compleja el ritmo cambia porque el cerebro y el resto del cuerpo está realizando un mayor esfuerzo del habitual.

Una respiración profunda y calmada nos ayudará a mantener la calma  y no permitirá que nuestro cuerpo pierda el control.

Controlar la empatía

La empatía puede ser un arma de doble filo. Al ponernos en el lugar del otro de forma abusiva puede llevarnos a perder los nervios y tomar una decisión irracional. Pero su ausencia puede provocar que seamos incapaces de tener en cuenta cómo influye en el resto de nuestra elección.

Estudios demuestran que las personas frías (con falta de empatía) toman mejores decisiones económicas pues al conseguir la calma toman decisiones más racionales. En cambio, los médicos escogen mejores alternativas cuando observan imágenes de los padecimientos de un paciente.

El punto es ser empático en una dosis justa.

Ponerse en los zapatos de otro

Si estas a punto de sugerir a tu jefe algún cambio trata de ponerte en sus zapatos e intentar adivinar cómo actuaría si estuviera en tu lugar.

Esta dinámica sirve para ?arrancar? esa visión subjetiva de algo que nos afecta, pensar con mayor claridad y no dejarse llevar por las emociones.

Con información de El Confidencial