Cuando una mujer está embarazada, por lo general dicen “Ahora tengo que comer por dos”. Sin embargo, el hacer esto puede poner en riesgo el estado de salud tanto del feto, como de la mujer.

Durante el periodo de gestación debe de existir una dieta que cumpla con las necesidades nutricionales que necesitan ambos, y para ello, debe cumplir con tres características importantes:

1. Un aporte extra de energía. Según el Instituto de Obesidad, ayudará al feto a crecer correctamente y a que los cambios del organismo materno sean mucho mejores. Logrará que la madre mantenga un equilibrio adecuado entre los macronutrientes, esto quiere decir que 50-55% de las kilocalorías deben proceder de los carbohidratos, y el 30-35% de las grasas. Además, se debe incrementar la ingesta de proteínas, con esto se asegurará que el aporte de aminoácidos sean los necesarios para la formación de los tejidos fetales y maternos.

2. Para evitar o reducir las molestias del embarazo, se recomienda que en cuestión dietética las embarazadas no se excedan en su alimentación en las primeras horas del día,  que se consuman pocos líquidos durante las comidas para evitar las náuseas y vómitos; incrementar la ingesta de fibra (cereales integrales, legumbres, frutas y verduras) para asegurar un correcto tránsito intestinal, evitando así el estreñimiento; restringir el consumo de café, grasas y chocolate, que retrasan el vaciado gástrico y que pueden dar lugar a esofagitis por reflujo; y reducir el consumo de sal para controlar la hipertensión inducida por el embarazo.

3. Si no te decides a llevar una dieta correcta, puede que tu bebé tenga repercusiones en la salud que le durarán toda la vida como el déficit de nutrientes, ejemplo de ello, la Vitamina B9, la cual es imprescindible durante las primeras fases del desarrollo embrionario para la formación del tubo neural; el cierre incompleto del mismo comporta espina bífida que genera una discapacidad moderada-grave. El consumo de ácido Fólico es indispensable en el embarazo (400 miligramos por día tres meses antes de la gestación,  y al menos unos 600 miligramos por día durante el primer trimestre.

4. Otros de los errores comunes se deben al exceso de la  Vitamina A o Retinol, cuya administración excesiva puede generar graves malformaciones en el feto (concretamente en la cara, paladar y corazón). En cuanto a qué se debe entender por “ingesta excesiva”, algunos estudios como los del Departamento de Medicina Preventiva y Epidemiología de la Universidad de Boston concluyen que “el riesgo empieza a partir de las 10.000 unidades diarias”. Las gestantes corren el riesgo de superar este umbral al “tomar algún suplemento vitamínico que contenga vitamina A y hacer una dieta rica en lácteos e hígado”.

5. Por otro lado, tampoco es recomendable hacer dietas restrictivas, está bien que quieras cuidar tu figura, pero reduces tu consumo calórico puedes hacer que tu bebé nazca con bajo peso y tamaño al nacer, lo que incrementa el riesgo de sufrir complicaciones perinatales.

6. La ingesta calórica debe aumentar los dos últimos trimestres, lo que no implica duplicar la comida que consumes al día. “El aumento desmedido de peso puede hacerle más propensa a adquirir enfermedades características de esta etapa, como la diabetes gestacional o la hipertensión”, informó el instituto.

Con información de EFE y ABC