México.- Quisieron mostrar su fuerza y lo lograron: Miles de jornaleros se han manifestado en los días recientes en demanda de mejoras laborales, logrando consolidar el movimiento más grande de trabajadores agrícolas que se haya registrado en el Valle de San Quintín, en el municipio de Ensenada, Baja California.

Lee: En pliego petitorio, jornaleros sólo piden los derechos que merecen: Blásquez

"Quisimos mostrarnos, que nos vieran y comprendieran que los jornaleros somos hombres y mujeres de carne y hueso, no sólo manos para trabajar el campo. Tenemos rostro, nombre y familia; somos decenas de miles, porque junto a nosotros están nuestros hijos también jornaleros, como lo han sido nuestros padres", dijo Fidel Sánchez Gabriel, uno de los líderes de dicho movimiento.

Mira: Valle de San Quintín, esclavitud del Siglo XXI

El jornalero, dirigente de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social, aseveró categórico: "Quisimos mostrarnos y mostrar nuestra fuerza".

De acuerdo con La Jornada, explicó así la estratégica acción de bloquear durante más de 26 horas 120 kilómetros de la carretera Transpeninsular y declarar el paro general de labores, que aún continúa en los ranchos agrícolas de la región desde la madrugada del pasado martes.

Cuestionado sobre tienen la fuerza para alcanzar el triunfo de sus demandas, dijo que esa es su esperanza.

"Hacerles comprender que somos 80 mil trabajadores agrícolas, quienes con nuestro trabajo generamos una gran riqueza en todo el valle (de San Quintín). De uno en uno nos ven débiles, pero ahora saben que somos muy fuertes, porque somos muchos y estamos unidos", dijo.

Dijo que se sentían burlados pues desde el año pasado el gobernador Francisco Vega de Lamadrid "nos hizo creer que tendríamos diálogo, sin que tuviese intención de cumplir su palabra".  

Y desde enero pasado ni siquiera respondía a la solicitud de audiencia.

En la plática con Olga Alicia Aragón, Fidel Sánchez agrega que "nada de esto habría ocurrido, si el gobierno nos hubiese atendido".

Asimismo, comentó que se han filtrado a sus movilizaciones sujetos que solo buscan desetabilizar y vandalizar, pues en el bloqueo carretero y las manifestaciones, la gente que aprovechó la oportunidad para saquear comercios.

Señala que de ahí que la noche del jueves, cuando finalmente el gobernador se presentó, en una visita de 30 minutos, a la mesa del diálogo en San Quintín, fuese recibido con frialdad y reclamos de los jornaleros.

"La gente está encabronada, había dicho otro de los líderes del movimiento jornalero, en la multitudinaria asamblea que tuvieron en un paraje de San José Copala, 20 kilómetros al norte de San Quintín, para deslindarse de provocadores que seguían cometiendo desmanes, después de que el día anterior saquearon mercados y destruyeron negocios", señaló.

El líder jornalero dijo que en esta lucha participan decenas de miles de jornaleros agrícolas de todas las edades, desde ancianos hasta adolescentes, así como muchas mujeres mestizas e indígenas de varias etnias, en su mayoría mixtecas y triquis; "algunas visten sus largos vestidos rojos y cargan en brazos a sus hijos pequeños".

La Jornada destaca que los jornaleros ya lograron algo inédito: que autoridades de los tres niveles de gobierno escuchen sus demandas en una mesa de diálogo donde construyen acuerdos.

Además lograron liberar a casi todos los jornaleros acusados por la Procuraduría General de la República (PGR) de ataque a las vías de comunicación (la mayoría de un total de 170, restan 25); se respetará su derecho a construir un sindicato independiente y obtendrán la afiliación masiva al Seguro Social. Las negociaciones continúan.

Pero recordemos cómo surgió el moviento, según lo relata el mencionado rotativo:

A las 3 de la madrugada del martes 17 de marzo, detonó el movimiento de jornaleros del sur de Ensenada, sorprendiendo "al gobierno en sus tres niveles, a las fuerzas policiacas y militares, a los poderosos patrones de los ranchos agrícolas, a empresarios en general, a la población entera".

Así, por 2 días consecutivos controlaron toda la región del Valle de San Quintín, al sostener por más de 26 horas el bloqueo de la carretera Transpeninsular.

Levantaron barricadas de piedras en más de medio centenar de puntos de bloqueo en la carretera, desde la desviación al ejido Eréndira hasta la colonia Santa María, a la altura del Rancho Los Pinos, esto es, del kilómetro 80 al 210 de la ruta Ensenada-La Paz.

Como lo explica Noroña en el video antes mencionado, los jornaleros trabajaban en grandes ranchos productores de diversos productos que se exportan a Estados Unidos.

Entre esos ranchos destacan Driscoll, trasnacional estadunidense; BerryMex, el mayor latifundio extranjero entre Eréndira y San Quintín; Los Pinos, del ex secretario de Fomento Agropecuario de Baja California y compadre del expresidente Felipe Calderón; Rancho Agrícola Camalú, de la familia Silva; Rancho Valladolid, propiedad de Manuel Valladolid Salmeadura, actual secretario tatal de Fomento Agropecuario; Rancho de los Hermanos García, de Camalú, y el Rancho Castañeda, propiedad de la familia del actual delegado municipal de Camalú, Juan Manuel Castañeda Cisneros.

Lee: Indagan a los Fox por explotación de jornaleros

Este paro, destaca La Jornada, se da justo en la temporada de pizca de tomate y de fresa, dos de los cultivos de exportación más rentables, que generan, a la vez, decenas de miles de empleos con sueldos miserables y la gran acumulación de riqueza en unas cuantas manos.

Fidel Sánchez señaló que este viernes algunos jornaleros fueron a la pizca, pero sólo el 10 por ciento de los 80 mil que paralizaron labores.

Fue como muestra de buena voluntad para que no se pudra la fresa, pero el paro general continúa hasta que se firmen los acuerdos de la mesa del diálogo, dijo.

De manera lenta, han comenzado a normalizarse las actividades comerciales, productivas y de servicios en el sur del municipio de Ensenada, "donde las manifestaciones de los jornaleros paralizaron la economía desde la madrugada del martes 17 al mediodía del jueves 19".

En ese tiempo, dice La Jornada, permanecieron cerrados los establecimientos comerciales y restaurantes, casi la totalidad de las empresas, desde las instituciones bancarias hasta las tiendas de abarrotes en todos los poblados y ciudades del valle.

Además, las gasolineras no dieron servicio; cerraron las oficinas de gobierno y desaparecieron durante gran parte de ese tiempo las autoridades delegacionales y las policías municipales; cerraron las escuelas, desde jardines de niños hasta universidades.

"Jamás había sucedido algo así. No hubo gobierno para nadie. Ni los militares atendieron mi llamado de auxilio, dijo Basilio Hernández, propietario del Mercado El Reloj, del poblado de Camalú, saqueado y destruido por los vándalos durante nueve horas sin que interviniera la autoridad."