Robert Zemeckis regresa por más. Después de un desastroso año 2015-16 vuelve pensando que ya hemos olvidado todo. The Walk fue quizá la peor película en 3D de los últimos años, seguida de la animación de Beowulf -extrañamente también dirigida por Zemeckis-.  

En esta ocasión nos quiere encantar con una historia que fue promocionada como una cinta de intriga y espionaje donde dos espías americanos, encarnados por Brad Pitt y Marion Cotillard, que durante la segunda guerra mundial se dedican a aniquilar nazis y a enamorarse; hasta este punto un tanto cursi no se lee mal pero en el segundo acto todo comienza a desmoronarse con un twist que dejaría frío a M.Night Shyamalan, cuando el gobierno americano comienza a sospechar que la esposa de Pitt es una doble espía y por tanto tiene que matarla para probar su lealtad…

Aquí es donde todo se va al diablo narrativamente, donde parece que Zemeckis pierde el control de su propia cinta y deja que sus actores corran por el set sin razón aparente; la intriga y acción que nos prometieron, solo queda en eso, promesas.

Pitt por su parte intenta hacer algo nuevo con su ya recurrente estilo y falla miserablemente.  Por su parte Cotillard deja muy en claro que después de su suspiro ridículo de muerte en “The Dark Knight Rises” no existe más para ella en el cine comercial americano. Se queda una década atrás aquella actriz que ganó un Oscar por su interpretación de Édith Piaf.

Sin duda es una película que pronto pasará al olvido. Lo mejor es que escojas otra cinta para gastar tu dinero.