Marvel Studios nos presenta su cinta número catorce, ahora centrada en uno de los personajes más misteriosos de ese universo, Doctor Strange. Hasta ahora, la cinta del estudio mejor desarrollada visualmente, con un diseño de producción y un guión que nos lleva de la mano a un mundo místico. 

La trama se centra en un cirujano, que antes de ser el guardia de lo desconocido, tenía una vida de éxito y fortuna hasta que un accidente le arrebata sus talentos. Strange se embarca en busca de una sanación, sin saber que se encontrará con su verdadero destino.

Con esta premisa, Marvel asegura un primer acto muy familiar a todos los personajes de este universo. Su antagonista -como ya es costumbre en películas de este estudio- carece de motivación y de una fuerte justificación para hacer lo que hace; sin embargo, Benedict Cumberbatch llega al rescate de esta historia y nos guía por esta madriguera del conejo donde lo fantástico e increíble gobierna cada sentido.

Las historias de superhéroes no tienen que ser mortalmente serias. Strange, como el resto de personajes de la cinta, está dentro de este viaje que deforma percepciones. La naturalidad de sus reacciones y comentarios de las mismas hacen dar el siguiente paso de empatía a su público. El elenco igualmente de ecléctico. Rachel McAdams encarna a Christine Palmer, el interés amoroso de Strange. Ella construye y captura la verdadera esencia de su personaje. Un punto de referencia para el Doctor en un mundo donde no tiene el control. La adición de Mads Mikkelsen como Kaecilius es el segundo acierto para el director de casting, él hace suyo, se deja llevar y entrega una de sus mejores actuaciones.

Doctor Strange es un viaje seudo psicodélico de dos horas con una historia sólida y un protagonista en control de su personaje. Marvel Studios o mejor dicho Kevin Feige armó una  casa naipes  y es la más sólida del mundo. 

Deja que estos creativos te lleven por la originalidad de esta historia, relájate y disfruta de este viaje a las profundidades de lo místico.