Basada en la novela de Patricia Highsmith, llega esta cinta que explora la subcultura lésbica de los años 50: la discreción y el hermetismo de llevar una vida oculta. Esta es la historia de Therese y su espera por algo que la haga sentir curiosidad, ese algo llega en forma de una mujer de clase alta llamada Carol Aird, ambas mujeres comienzan su relación como una transacción comercial que llevó a algo más. Los eventos y acciones llevan mucho a la mente de lo que quiso, en un principio, contar Vladimir Nabokov con su Lolita, también escrita en los años 50.

Esta historia es explorada por el realizador Todd Haynes y adaptada a la pantalla por Phyllis Nagy. Ambos logran una elegancia impresionante, donde el juzgar a los personajes es sacado de la ecuación y donde la curiosidad y el deseo oculto lleva a Therese a introducirse a este túnel de liebre (sin intención de dar doble sentido). 

Tiene un elenco muy sólido empezando por la siempre genial Rooney Mara, que encarna a Therese, la joven vendedora departamental que encuentra en Carol (Cate Blanchett) su portal a un nuevo mundo.

Fotográficamente es intensa. A cargo está el fotógrafo Edward Lanchman conocido más por su trabajo menos preciosista como Erin Brockovich y, por supuesto, Vírgenes Suicidas de Sofia Coppola. En esta ocasión pinta un cuento de hadas, al menos, visto desde Therese.

En conclusión, una verdadera obra maestra que seguramente será ignorada por la Academia. No cometas el mismo error, disfruta y coméntala. ¡No te la puedes perder!