Leicester explotó de alegría cuando el árbitro marcó el final del duelo entre Chelsea y Tottenham de Pochettino y que le daba matemáticamente el título de la Premier League. En la casa del goleador y sancionado Jamie Vardy, todo cambió cuando se certificó un 2-2 que siempre se recordará ya que certificó el triunfo de un modesto en una de las grandes Ligas. La tensión que se vivió en el grupo de futbolistas de Claudio Rainieri, ausente ya que viajó a Italia para ver a su madre, fue absoluta desde el minuto uno.

Y ésta última de broma: