Una persona le arrojó al Papa Francisco una playera de Cruz Azul y el Pontífice, en su visita la Ciudad de México, se la llevó, lo que fue marcado como un buen síntoma por la afición cementera, que ayer se reencontró con la victoria al ganar 2-1 a Gallos Blancos de Querétaro. ¿Fue un milagro?