Kevin Anderson no pudo frenar a Rafael Nadal en su carrera hacia los cuartos de final del Open de Australia. El tenista de Manacor superó esta exigente prueba de forma sobresaliente (7-5, 6-1 y 6-4).

Pero más allá del resultado, las conclusiones de este duelo son muy positivas para Nadal por su rendimiento tenístico y mental ante un rival cuya potencia concede escaso margen de error. 

El tenista español vivió una de las situaciones más cómicas de todo el Abierto de Australia. Si hay un tenista con muchas 'manías' en el circuito ese es Rafa Nadal. Esta vez, el balear no fue el protagonista directo por tocarse los calzoncillos, quitarse el pelo, no pisar las líneas o dejar las botellas en una posición estratégica justo al lado de su silla. 

Un atrevido recogepelotas que vio, justo antes de un servicio del balear, que una de sus botellas se había caído. Alertó al juez de silla y salió escopeteado hacia el banquillo del número tres del mundo para recolocar, con mucha precisión, la botella en el mismo lugar donde estaba. Eso provocó las carcajadas de todo el público que abarrotó la Rod Laver Arena y, además, las del propio Nadal que tuvo que parar su mecánica de saque por la risa que le provocó la reacción del voluntario.