Dice el dicho que si parece pato, nada como un pato, y grazna como un pato, entonces, probablemente sea un pato. Este dicho, que no es un dicho sino un test, implica que si observamos con atención, aunque sea algo desconocido para nosotros, podemos identificar algo que no es lo que parece ser.

 En esta tónica se encuentran precisamente los personajes aludidos al rubro de este texto; así de sencillo, las intenciones tanto de Anaya como de López Obrador son única y exclusivamente para estar en el foco de atención diario y no porque el tema que estén tocando realmente sea de relevancia para el quehacer político de este país.

 López Obrador con su Alzheimer de que “como digo una cosa digo otra” en el tema de las brigadas en Tabasco, como “el me quieren desaforar otra vez”, busca todos los días el pretexto más absurdo para poder dar nota diaria. Esto no es novedad, ya que desde el famoso tema de su desafuero, incluso burlándose y criticando la muerte del Papa Juan Pablo II y su célebre frase “cállate chachalaca” y retando a medio mundo a debatir, se dio cuenta que a falta de sus conferencias matutinas, necesitaba algo que llamara la atención de los reflectores.

 Esta estrategia al parecer la está copiando el joven, muy joven para el cargo que está ocupando, Ricardo Anaya, al pretender querer subirse al ring político con López Obrador buscando pretextos baratos:

 “Le faltó el respeto a Margarita Zavala, por lo tanto debemos debatir él y yo”.

 Al menos que el tema del debate sea relativo a la conmemoración de este día 25 de noviembre y del por qué, según Anaya, López Obrador “le faltó el respeto” a Margarita, la realidad es que no existe razón en temas políticos, propuestas, reformas, iniciativas, etc., para que el imberbe muchacho externe su necesidad por debatir con el tabasqueño.

 Además de que es bien conocido de que López Obrador, si no es periodo electoral donde él sea candidato (exigiendo 12) rehúye el tema del debate; resulta ridículo que Ricardo Anaya pretenda llevar a cabo un debate entre “presidentes de partidos” usando un tema sin relevancia para pretender tocar temas que él quiere poner sobre la mesa. Lo cierto es, que AMLO prestará oídos sordos a las “exigencias de satisfacción” que le exige Anaya; López selecciona los temas con los que pretende dar golpes políticos al gobierno:

1. La defensa del petróleo

2.  El nuevo aeropuerto

3.  Ahora su imaginario desafuero de spots

En este último tema, como lo referí en mi escrito pasado; el que se ponga sobre la mesa la propuesta de una reforma electoral para evitar que los presidentes de los partidos políticos utilicen el tiempo oficial a efecto de auto promocionarse, resulta inaplicable, se exagera y el pretender materializar reformas legales con dedicatoria simple y sencillamente es otra piedrita más al saco para la podrida clase política.

Debemos tomar en cuenta que el partido político por sí solo, simplemente no puede informar absolutamente nada, y es precisamente ese el papel de quien sea designado presidente del mismo. Que unos dirigentes prefieran realizar spots con un narrador explicando que gracias a su partido se logran tales cosas y que otros prefieran ser ellos mismos los que aparezcan a cuadro, es simple y sencillamente cuestión de gustos; que lo usen para un beneficio personal, eso sí es falto de ética.

 Lo curioso de que López Obrador y Ricardo Anaya pretenden y están apareciendo en todos y cada uno de los spots de sus partidos, tanto en radio como en televisión y que sus seguidores aseguren que esto no tiene nada de malo, pues simplemente los exhibe como incongruentes ya que, acusaron en su momento de que personajes como Peña Nieto, Aristóteles Sandoval, Roberto Medina, etc., llegaron al poder entre otras cosas, por la exposición diaria de sus personas en medios de comunicación.

 Si tomamos en cuenta los millones de spots que tanto el PAN y MORENA exhiben y seguirán exhibiendo en radio y televisión durante días y meses, y bajo la perspectiva de que en esos spots solo aparecen las figuras de López Obrador y Anaya, pues simple y sencillamente están actuando de la misma manera que antes habían denunciado.

 Por último, el tema de la segunda vuelta electoral que está impulsando aguerridamente el PAN, es porque simple y sencillamente ya visualizaron un escenario en 2018 de quedar nuevamente en 3er lugar en el resultado de las votaciones.

 Luego entonces, con una vuelta electoral, pretenderán negociar con ambos candidatos a elegir para ver quién les ofrece más para entonces dirigir a favor de uno de estos, el voto de los panistas a su causa.

 Esto no es nuevo en el actuar de las dirigencias panistas; tomemos como ejemplo las alianzas con el PRD que hicieron en Oaxaca, Sinaloa y Baja California:

1. El triunfo de la coalición PAN-PRD en Oaxaca, la dirigencia del partido azul solo es referida para usarlo en sus estadísticas de que “en estos días el PAN gobierna tantos millones de personas”, pero, curiosamente, en los problemas reales del estado, han dejado solo a Gabino Cué, y son buenos para culpar al gobernador de cualquier situación que se presente en ese estado sin tomar la responsabilidad de haber sido ellos quienes lo llevaron al triunfo.

2. En Sinaloa, el PAN echó mano de un priísta inconforme y una “alianza” con el PRD para ganar la gubernatura de ese estado; sin embargo, una vez en el poder, relegaron al PRD y lo dejaron como el perro de las dos tortas.

3. Lo mismo pasó con la alianza del PAN y PRD en las elecciones para gobernador en Baja California; una vez en posesión, el PAN ni las gracias le dio al PRD por la gran ayuda, lo dejaron fuera y el partido del Sol Azteca acusaba de este “atroz engaño” del que fueron objeto.

 

Ante estos antecedentes y los mismos que motivaron la reforma electoral del 2007, en opinión de un servidor, hablar de una reforma electoral, resulta, en estos momentos, simple y sencillamente absurdo e inoperante ya que las propuestas, de quien salgan, serán exclusivamente para buscar un beneficio de cara al 2018; si realmente los políticos fueran serios, hablarían y propondrían una reforma electoral a partir del 2019; pero en este país, la política es sinónimo de la comedia.