Hemos vivido un dramático cambio de época. Concluyó la Guerra Fría, se derrumbó el Muro de Berlín. La democracia irrumpió, con sus virtudes y defectos, haciendo a un lado visiones autoritarias y dictatoriales. Estados Unidos y Cuba construyen una nueva era de relaciones diplomáticas. El viejo paradigma del poder abandona la escena generando una etapa distinta en la que el desarrollo económico, los derechos humanos y la celebración de elecciones son el tridente del futuro.

En este escenario lleno de interrogantes y desenlaces inciertos, el continente americano requiere con urgencia de un nuevo planteamiento que sea capaz de articular en una organización regional a una ?red de redes? que acerque y concilie a intereses que no siempre comparten la misma agenda.

La OEA enfrenta desafíos que requerirán de un ejercicio honesto de reingeniería política, financiera y organizacional, que le permita incidir en la construcción de alternativas en una zona donde conviven economías desarrolladas con naciones que enfrentan retos cotidianos por la supervivencia.

La 45 Asamblea General de la OEA es una oportunidad irrepetible para cambiar viejos hábitos en búsqueda de un ?renacimiento? de la institución, en un momento donde sus miembros están conscientes que apostar a un nuevo modelo es una cuestión central para el futuro de la región.

La llegada de Luis Almagro a la secretaría general inaugura una apuesta indispensable. Con el cambio de época que caracteriza a la globalización, mejor tecnología, más ciudadanía y, por ende, un mayor número de exigencias, tenemos las puertas abiertas para un nuevo tiempo de expansión en los derechos. Esto es: más bienestar para, cada vez, más personas. Derechos para todos en una etapa renovada de esperanza en el futuro.

En esta tarea, el diálogo con la sociedad civil será una herramienta emergente para atender asuntos urgentes en materia de derechos humanos y políticos, acceso a oportunidades de desarrollo personal y colectivo. La desigualdad, la pobreza y la exclusión deberán ser temas en los que una OEA renovada pueda incidir a construir nuevas rutas de diálogo, que aminoren los problemas y potencien el uso de la política como recurso eficaz para encauzar conflictos por complejos que estos sean.

La participación de ONG, sindicatos, grupos defensores de derechos humanos y activistas de causas sociales, será central para ?abrir los oídos? al clamor que existe en el continente por atender los reclamos que se alzan ante la injusticia y la desigualdad.

BALANCE

La 45 Asamblea General ha marcado una oportunidad histórica e irrepetible para lanzar el rediseño de la organización, poniendo énfasis en una realidad cambiante, que necesita mecanismos efectivos para potenciar derechos y maximizar el desarrollo económico.

Impulsar el ?renacimiento? de la OEA requerirá de imaginación, talento y voluntad política. Como todos los procesos que se dan en un marco de complejidad, el que vive nuestro continente necesitará tiempo para cumplir el objetivo. Reactivar el diálogo entre todos los puntos de vista significa la mejor manera de buscar soluciones con equilibrio y tolerancia.Refrescar la manera en que el continente enfrenta los retos del siglo XXI implica repensar el paradigma en el que la OEA desarrolla su actividad diplomática y política. Con tolerancia, apertura y decisión, Luis Almagro inaugura una nueva etapa. Son tiempos nuevos. Es la hora de más y mejores derechos para todos.

                Secretario de Asuntos Políticos de la OEA

                *Los puntos de vista son a título personal.           No representan la posición de la OEA.