En días pasados, para ser más preciso, en Veracruz se llevó a cabo el foro de consulta para la reforma profunda al campo, el tema principal del debate fue el cómo hacer México una potencia pesquera. La agenda del sector primario en México desde hace mucho tiempo se ha evocado, con mayor detenimiento, a la producción de la tierra, dejado a un lado lo que puede significar una oportunidad de crecimiento, el sector pesquero. 

Revisemos algunos datos: México cuenta con 11,122 km de litoral, con una producción pesquera de 143 mil toneladas y una fuerza laboral de 266 mil pescadores; sin embargo, nuestro país no es considerado como una potencia pesquera. Por ejemplo, Chile cuenta con  4,200 km de litoral (sólo un 38% del total que posee México), su producción es de 830 mil toneladas (5 veces más que la de México); Japón cuenta con 3,700 km de litoral (un 33% del total de México) y su producción de 5 millones de toneladas (34 veces más producción que la mexicana).

Ahora bien, ¿por qué México teniendo mayor extensión produce tan poco? Como en la mayoría de los casos por el desinterés en la elaboración de programas para el sector pesquero, la nula inversión hacia el mismo, la falta de tecnología y capacitación, la mala programación de la temporada de veda y la mortandad de peces. Además, la dieta del mexicano está basada en su mayoría por animales terrestres, el argumento alude al precio elevado de los pescados y mariscos, pues hay que recordar que a menor demanda, mayo el precio.

México posee una gran ventaja competitiva, su posición geográfica, pues los 11,122 km de litoral que rodean al país convergen en los océanos Pacífico y Atlántico, somos de los pocos privilegiados con el mayor número de cuencas hidrológicas, ríos y extensiones de tierra. Bien reza el dicho: “Si tienes limones, entonces haz limonada”; si tienes mares, entonces pesca. Pero ahora surge la gran incógnita: ¿Qué hacer?

 Resumo aquí las enseñanzas de mis grandes amigos conocedores del campo y la pesca, me refiero a quienes trabajan la tierra y el mar, lo que se necesita es inversión, porque de ahí en fuera lo demás es simple palabrería. Necesitamos ampliar e insertar al sector pesquero dentro de las grandes transformaciones del campo, si se crean instrumentos financieros para comprar semilla, dotar de maquinaria agrícola, por qué no también para adquirir redes, barcos y promover el consumo de pescados.

Dentro de las políticas del Estado, revisar los esquemas de veda de diferentes especies, ya que éstos no se han actualizado y hoy ante los embates de un cambio climatológico y acciones del hombre, como la contaminación de ríos, y mares han alterado considerablemente a la diversidad biológica del mar. Generar esquemas de inversión para la acuicultura (producción pesquera en tierra); tecnificación de los centros ya establecidos y fomento del consumo de pescados dentro de una dieta saludable para los mexicanos.

De integrarse una nueva agenda del sector primario basado en la explotación eficiente de los recursos pesqueros, México tendrá un desarrollo económico y social más dinámico. De eso se trata la Reforma Profunda al Campo, de adentrarse y erradicar de raíz los problemas que no nos permiten ser competitivos. 

 Si países con poca extensión obtienen grandes ganancias de la pesca, ¿qué no obtendría México con una reforma profunda al campo?