No era la primera vez que se veía que la policía del municipio de Iguala actuaba en una desaparición forzada, pues el caso de Alan Cerón pudo haber prevenido muchos de los casos que se ponen hoy sobre la mesa y ponen en jaque al gobierno de Enrique Peña Nieto.

En la tarde-noche del 24 de diciembre del 2011, un grupo armado privó de su libertad a Alan Cerón, un joven de 21 años de edad, que sólo se encontraba sentado con sus amigos en una banca que se encontrabaen frente de una cancha de fútbol en Cuernavaca; este día, para su familia no será recordada como una fecha de navidad, sino como la última vez que vieron a su hijo sonreír.

El convoy de seis camionetas iban en busca de un narcomenudista de ?Los Rojos? de apellido Reza, quien se sabe era el presidente de la Liga de Futbol y distribuidor de narcóticos de la comunidad; tras una balacera con la policía municipal de Cuernavaca, levantaron a los jóvenes en contra de su voluntad para pedirles informes de Reza, quienes a sometimiento de torturas dieron la dirección y se los llevaron por ?mentirosos?, según Miguel Ángel Rosete, abogado de la familia Cerón Moreno.

La preocupación fue bastante, hasta que recibió la madre de Alan una llamada del Ministerio Público de Chilpancingo el 26 de diciembre de ese mismo año; ella pudo tomar un fugaz respiro de vida muy fuerte al escuchar su voz? Rosa María Moreno relató que al hablar con él sólo le dijo que se había logrado escapar, que se encontraba desnudo, golpeado y que ya se quería ir de nuevo a Cuernavaca.

Al tiempo, los padres lograron llegar a Chilpancingo, Guerrero, sólo para enterarse que su hijo ya no se encontraba ahí?Sólo les dieron informes de que Alan había decidido irse por su propia cuenta.

Después, se enteraron que entre los sicarios que habían fallecido en la refriega del 24 de diciembre en Cuernavaca, había dos agentes municipales; uno de Iguala y otro de Chilpancingo, que se encontraban en servicio? tras la intensa búsqueda y papeleo, papeleo, papeleo, lograron encontrarlo cinco meses después con un tiro en la cabeza y con las piernas rotas, como si hubiera sido un premio por haberse escapado.

Este caso, nos muestra la participación de la autoridad de dichos municipios con ?Guerreros Unidos? y que era muy fácil la entrega de personas al crimen organizado, así es, la policía entregando a personas a grupos de sicarios desde antes de la desaparición de los 43 normalistas.

Es una vergüenza saber que este caso fue muy conocido y las autoridades dieron un carpetazo con una sonrisa de mejilla a mejilla además de exonerar a los funcionarios del Ministerio Público de Chilpancingo que probablemente fueron los que entregaron a Alan Cerón de nuevo a sus captores.

Y Enrique Peña Nieto se pregunta por qué pasó lo de Ayotzinapa después de más de dos años de la desaparición forzada de Alan Cerón Moreno.