Corrupción, narcotráfico, ejecuciones, desaparecidos, impunidad, devaluación, inflación, desempleo son algunas de las palabras que recurrentemente son empleadas para encabezados de prensa y editoriales de los principales medios de comunicación, parece que  México experimenta una mezcla de los peores años de la economía de la década de los ochenta, combinados con la violencia de los primeros años del presente Siglo.

Falta de credibilidad gubernamental derivada de los abusos del poder, es una de las causas que tiene a este país inmerso en una de sus peores crisis económica, política y social, pues la confianza en un gobierno que brinde resultados se perdió y el tejido social quedó gravemente dañado derivado de los abusos desde altos cargos gubernamentales, hasta la presunción de ejecuciones por parte de quienes deberían proteger a los ciudadanos.

Ganar la confianza de la población requiere años de trabajo, perderla puede hacerse en días o quizá en horas, recuperarla es algo casi imposible, por lo cual difícilmente la presente administración volverá a los niveles de aprobación que tuvo en un inicio, pues la respuesta que tuvo frente a excesos, abusos y violencia fue y seguirá siendo tardía y hasta podría calificarse como torpe.

Ante el influyentísimo para clausurar un restaurante; ante la dilapidación de los dineros seguramente públicos en ropa y viajes; ante el uso de helicópteros para viajes personales; ante las posibles ejecuciones de civiles por parte de las fuerzas del orden; ante la desaparición de 43 estudiantes; ante el cansancio de un procurador; ante la depreciación del peso frente al dólar; ante la inminente alza de las tasas de interés; ante el despido de periodistas que ejercen la libre expresión; ante todo esto, que acción de destaca del presente gobierno, la respuesta es ninguna, nada absolutamente tiene capacidad de respuesta.

 Si los mexicanos esperamos un golpe de timón o cambios radicales en las políticas económica y social, no existirán, en estos momentos de crisis nacional fincar la esperanza en quienes fueron elegidos y defraudaron no resulta viable, puede leerse simple, trillado si así se le quiere ver, pero un proyecto nacional basado en la Constitución en sus principios en los Derechos Humanos que establece, es el mejor derrotero para superar esta crisis nacional.

Pero ningún plan aún basado en nuestra Carta Magna, podrá funcionar si existen divisiones y sectarismos, la unidad de todos los actores políticos debe ser la otra gran herramienta para enfrentar esta crisis, la cual debemos entender no podrá superarse de no unirnos en una causa común, que es México.

Sin colores, sin partidos, sin distinguir preferencias políticas es la hora de dialogar para construir el país que vamos a legar a nuestros hijos.

Porfirio Ramírez García.

Twitter: @Porfirio_RG