El título de esta columna corresponde a lo que seguramente pensó de manera ingenua Andrés Manuel López Obrador en el momento en el que decidió presentar su Ley 3 de 3.

Para nadie fue una sorpresa que el paladín de la "honestidad valiente" se entrampó en su discurso y entregó al Instituto Mexicano de la Competitividad, declaraciones: patrimonial, fiscal y de intereses; irrisorias.

Una vez que la opinión pública cuestionó la tomadura de pelo que pretendía el Presidente de Morena, le fue inevitable descalificar una de las iniciativas con mayor respaldo ciudadano en el país.

Este hecho nos revela una nueva tendencia por parte de un sector de la clase política, la cual radica en suponer que con presentar su Ley 3 de 3 en automático quedan vacunados o exentos de señalamientos por corrupción o malas prácticas en su actuar a través de su paso por puestos públicos.

Sin embargo, gracias al fortalecimiento de la democracia y la apertura informativa en el país, la ciudadanía ya no cae en la trampa de la pantomima de algunos, que, sabiéndose poderosos, intentan desfondar los esfuerzos de una sociedad cada vez mejor organizada.

Tengo que admitirlo, incluso en mi propio partido hay resistencias a la Ley 3 de 3, --fue evidente en la discusión de las leyes que dieron luz al Sistema Nacional Anticorrupción en el Congreso de la Unión-- pero también hay que decirlo, la nueva dirigencia con Enrique Ochoa Reza, ha dado muestra de que las exigencias ciudadanas son escuchadas y repercuten en nuestro actuar.

Prueba de ello, es que la Comisión de Justicia Partidaria del CEN del PRI, analiza qué hacer ante los señalamientos en contra de los gobernadores de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo, así como del ex gobernador de Nuevo León.

En la propia Ciudad de México, en donde se tiene la única Ley de Transparencia en el país que obliga a servidores y funcionarios públicos a presentar su Ley 3 de 3, existen casos ominosos que atentan contra la transparencia.

Tenemos, por ejemplo, la controversia constitucional que presentaron los titulares de los tres tribunales de la Ciudad de México (el Judicial, el de lo Contencioso Administrativo, así como el Electoral) ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el único objetivo de darle la vuelta a una Ley vanguardista  que en pasado mayo la Asamblea Legislativa aprobó en su conjunto.

La paradoja de que aquellos que cuidan y velan por la aplicación irrestricta de la Ley, son los mismos que están ideando cómo burlarla, es apenas un síntoma de las esferas del poder que temen perder, ante la ciudadanía, el monopolio de la toma de decisiones en la capital.

Así que con gran esperanza les digo a todos aquellos que, como Andrés Manuel López Obrador, pensaron que Instituto Mexicano de Competitividad les salvarían la cara, han fallado, pues al IMCO, además de su expertise internacional en medición e innovación de políticas públicas, lo respaldan, millones de ciudadanos comprometidos con el progreso, a la par de políticos convencidos de que la transparencia es una de las mejores armas contra la corrupción.

Aquí el link de mi Ley 3 de 3:

*Patrimonial

*Intereses

*Fiscal

Diputada Dunia Ludlow. Asamblea Legislativa del Distrito Federal.