Las campañas no terminan ni se detienen en su segundo tiempo se considera dar rienda suelta a los medios oficiales, comprometidos con el sistema. Se reajustan agendas, se amordazan candidatos formales y se aprietan tuercas. Y poderes metafísicos, fácticos, poderes de transmisión digital, espacial, no controlados, no regulados hace su trabajo, el trabajo de siempre. Construyen y destruyen, esconden y destapan, increpan o solapan.

Si Ricardo Anaya consideraba que todo sería miel sobre hojuelas, se estará dando de topes con la realidad, no es lo mismo ir abriendo paso haciendo a un lado adversarios políticos, acuerpado por un pequeño grupo de leales seguidores, que enfrentar la estructura de poder de un sistema político institucional con probada eficiencia en hacer y deshacer héroes y heroínas.

Lo que enfrenta Ricardo será el desmantelamiento de su fortaleza por la misma vía que alguna vez compartió para crecer en la política a una velocidad vertiginosa. Una vez terminado este período intercampañas su grado de atracción electoral será menor que el de José Antonio Meade, el equipo de Margarita Zavala hará su trabajo de restarle seguidores, su boom electoral  se esfumará para dar paso a la cruda realidad. Anaya ya no será el mismo. El sistema que lo encumbró lo va a dinamitar, igual le pasó a Napoleón Gómez, Joaquín Hernández Galicia, Elba Esther Gordillo y muchos más.

Aquí tres elementos importantísimos; primero Ricardo es el objetivo prioritario a bajar del segundo lugar en encuestas para que Meade ocupe ese sitio; segundo, las apariciones de actos de corrupción al amparo de las secretarías de Estado entre las que destaca hoy SEDESOL y SEDATU  con Rosario Robles Berlanga hoy, aun tratando de ser minimizadas seguirán minando la posición de Meade-PeñaNieto-PRI fuerza que contra ataca la embestida institucional contra Anaya y, tercer elemento, más actos de corrupción en el abanico de realidades mexicanas harán su aparición, más contradicciones de la gran competencia para demostrar quién es más corrupto si el grupo encabezado por Meade o el grupo encabezado por Anaya. El estiércol en un ventilador.

Ayer Andrés Manuel López Obrador mencionó que deberían de cambiar a ambos candidatos, obviamente eso no ocurrirá, sin embrago sería lo mejor, pero no va  ocurrir y menos siendo una propuesta de AMLO. Pues, en el juego de las contradicciones, directas e indirectas, eso -precisamente eso- que no cambien a los candidatos Meade y Anaya sería lo mejor que le podría pasar a la candidatura de AMLO.  En el escenario surgirán tres nuevos y aguerridos competidores; Margarita Zavala, la señora de Calderón, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco y Armando Ríos, El Jaguar; los tres candidatos independientes obtendrán sus puntos-votos de tres sitios; 1 los indecisos; Dos PRI-PVEM-PANAL y tres PAN-Anaya, así de sencillo.

El escenario del surrealismo político mexicano no puede ser mejor presentado para que al inicio de la tercera parte -de tres- las distancias de contendientes se siga abriendo es decir ampliando.

La competencia electoral se circunscribe a una opción universal; corrupción o no corrupción.