Independencia:

?Capacidad para elegir y actuar con libertad y sin depender de un mando o autoridad extraña. 

?Gobierno propio de un pueblo o nación en oposición al gobierno impuesto por otro pueblo o nación. 

 

Ninguna de las anteriores definiciones de independencia corresponde a lo que quieren festejar hoy por la noche. 

La independencia alcanzada por aquellos valientes mexicanos, se fue desvaneciendo con el paso del tiempo. 

No tenemos independencia democrática. Una democracia diseñada y avalada desde el imperio que encabeza EU, es la que decide quiénes contienden, cómo llevan a cabo el proceso y quiénes ganan. Más de 90 años respaldan esta tesis. 

No tenemos independencia económica. Del 2007 al 2012, la deuda externa bruta de México se incrementó en promedio 17.2% por año. Calderón como miembro del FMI duplicó la deuda externa en su fatídico sexenio. 

Actualmente la deuda pública es del 42% del PIB, eso indica que cada mexicano al nacer, ya debe: 59 mil 382.45 pesos. Cabe resaltar que con estos niveles de endeudamiento, los únicos que se benefician son los banqueros. La mayoría de los bancos en México pertenecen al extranjero. Los políticos mexicanos son infalibles promotores del endeudamiento, pues la mayoría viven como sibaritas. 

Carecemos de independencia alimentaria. Las fértiles y productivas tierras del campo mexicano, cada día están más abandonadas, y eso nos ha llevado a importar el 45% de lo que consumimos en México. Al final del sexenio de Calderón, otros 27.4 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria (Coneval). Para las nuevas políticas económicas del orden global, lo que les conviene, es que México se convierta en un país de obreros con mano de obra muy barata, consumidores de lo que otros países producen. 

No tenemos autonomía educativa. Dependemos de patrones de educación que provienen del extranjero. Todo lo que sea contrario a esa directriz es según ellos manipulación, y atenta contra la libertad. 

De lo que más nos podemos sentir orgullosos es de la UNAM, también del IPN. Pero siempre recordaremos el mes de octubre de 1968, como una filosa y fría guillotina que decapitó los sueños estudiantiles de que un mejor México sí era posible enfrentando al sistema político de frente con conocimiento y dignidad. 

En lo personal, la mexicanidad es algo digno que sí quiero celebrar, con algún platillo tradicional, con mi familia. Pero ir a una plaza pública a festejar, aplaudir y gritar al unísono: "¡Viva México!" ¡¿con los políticos?!  sólo es digno para los desmemoriados, sumisos e inducidos miembros del ignorante y mediocre rebaño social mexicano.