Para nadie es extraño a estas alturas el poder que está ejerciendo en Tabasco el líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador, al ejercer presión sobre las decisiones que está tomando en su gobierno el neoperredista, Arturo Núñez Jiménez, quien apenas el domingo, después de 15 días de paro laboral de los policías, logró mantener en el cargo al general retirado, Audomaro Martínez Zapata, ex jefe de escoltas del ex aspirante presidencial de las izquierdas.

Núñez prefirió proteger al recomendado de López Obrador y dejar la ciudad de Villahermosa durante 2 semanas a merced de la delincuencia. Los medios locales de comunicación a diario daban cuenta de los asaltos a transeúntes, de robos a autos, casa habitación y el comercio.

Incluso la misma ciudadanía tuvo que atrapar ladrones en las calles a pesar del despliegue militar, que junto con elementos de la policía federal y la marina patrullaba  la  capital tabasqueña sin  el mayor de los éxitos.

El sábado por la tarde, el gobernador de Tabasco lanzó un ultimátum a los inconformes a quienes advirtió que de no regresar a sus labores, serían sujetos de procesos administrativos y legales, en otras palabras se irían a la calle y otros más a la cárcel.

Un día después, ni una ni otra cosa ocurrió, los policías fueron convocados nuevamente a las oficinas de la secretaría de gobierno, donde luego de 5 horas de diálogo acordaron con las autoridades regresar a sus labores, el pago de su quincena atrasada y la revisión de la baja de los mandos medios acusados de corrupción, entre otras peticiones.

En la mesa de negociación ya no estaba a discusión la permanencia del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Audomaro Martínez Zapata a pesar de existir múltiples denuncias contra el general retirado ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), además de percibir un salario de 215 mil pesos mensuales y poseer bienes de lujo como fue evidenciado en los medios de comunicación.

Caso similar ocurrió con el secretario de Educación Rodolfo Lara Lagunas, mentor de Andrés Manuel López, quien aún se mantiene en el cargo a pesar que en agosto de 2013, maestros sindicalizados dejaron sin clases a más de 500 mil alumnos de nivel básico durante 15 días.

El gobierno de Tabasco había accedido a otorgarle a los inconformes diversas prestaciones pero no la “cabeza” del maestro de López Obrador.

Hay más pruebas de la presión  que ejerce el líder de Morena en el llamado “gobierno del cambio verdadero”. Durante su reciente visita a Tabasco durante el mitin que encabezó el 18 de marzo con motivo de la celebración de la Expropiación Petrolera en la plaza de la Revolución de la capital tabasqueña nombró ante sus seguidores una comisión para que sean atendidos por el gobernador, Arturo Núñez.

La orden de López Obrador es que el gobierno de Tabasco se ampare contra la reforma energética, por eso el encuentro que busca Morena con el mandatario local, esto y con todo que aún no son un partido político y que no forman parte del Acuerdo Político por Tabasco.

Así, el originario de Macuspana no sólo busca mandar en las decisiones del gobierno local sino desde Tabasco poner contra la pared al presidente de la república, Enrique Peña Nieto.

No por nada se ha alentado la irritación social contra la actividad petrolera en la entidad, misma que se ha manifestado a través de los bloqueos a instalaciones donde se realiza la extracción de hidrocarburo.

Lo que nadie duda, es que desde Tabasco, López Obrador ya inició, con  el apoyo del gobierno local, la lucha contra la privatización de Pemex y la catapulta para fortalecer su candidatura a la presidencia de la república en el 2018, sino, al tiempo.