En Oslo la capital Noruega la tarifa media de un taxi, oscila sobre los 30 Euros, es la ciudad con el servicio de taxi más alto del mundo y su salario diario promedio es de 180.3 Euros. 

En México el salario diario promedio no llega ni a los 250 pesos diarios, (ojo: salario promedio, no mínimo) y el taxi en Hermosillo, cuesta en promedio en una distancia media: 150 pesos. 

Por ejemplo en Aguascalientes una ciudad con un número similar de habitantes que en Hermosillo, un taxi en una distancia media cuesta en promedio 50 pesos. Cabe destacar que en Aguascalientes los taxis están mucho mejor regulados que en cualquier parte de nuestro país; todos los taxis allá sin excepción, cuentan con taxímetro. 

¿Esto qué quiere decir? Que en Noruega, Suiza o Luxemburgo un taxi equivale a menos del 20% del salario promedio diario. En Hermosillo el costo de servicio de taxi equivale al ¡60% del salario diario promedio! En Aguascalientes el servicio de taxi equivale nada más al 20% del salario diario promedio y el servicio es mucho mejor. 

El servicio de transporte público de una ciudad es su mejor referente. Imagínense ustedes en qué concepto nos tienen en Hermosillo.

Fue necesario que llegara un modelo de empresa mundial como Uber, para atender a un sector de la sociedad que tiene necesidad de movilidad y que el servicio público nunca atendió debidamente, para que surgieran los actores responsables que no tuvieron la capacidad ni la intención de hacer del servicio de taxi convencional, un servicio competitivo a la altura de todos los niveles socioeconómicos.

Ahora resulta que funcionarios están preocupados por las regulaciones gubernamentales que involucran al servicio de transporte público; las mismas regulaciones que permitieron desde siempre que se cometieran abusos de todo tipo a bordo del servicio de taxis sin que hubiera ninguna sanción. 

Ahora resulta que están preocupados hasta por la supuesta evasión de impuestos. Desde mi punto de vista, quien presta un servicio Uber, sí paga impuestos y quizá su ingreso es más transparente que el del taxi convencional, ya que el sistema de pago de Uber, se hace con sistemas electrónicos bancarios que son fiscalizados en su totalidad por la SAT (Secretaría de Administración Tributaria). Como dato: hay que recordar que por cada litro de gasolina se paga aproximadamente un 47% de impuestos y Uber no es la excepción, también los pagan. También hay que ver que la inversión en el costo de la unidad es mayor para quien es socio de Uber, ya que no son modelos antiguos ni austeros con los que tienen que prestar su servicio. 

¿Cuál es el problema de los sindicatos? ¿Los afiliados? Que hablen claro, pero que no obstaculicen la modernidad, ni la diversidad que son sinónimo del progreso. Ni que utilicen a sus agremiados engañándolos con que ahora sí están preocupados por ellos, cuando todos sabemos que los trabajadores como choferes de taxi, son los que menos prestaciones y garantías tienen. 

Hay que homologar criterios sin llegar a la violencia. Hay que permitir que sea la competencia la que beneficie al usuario. 

Para que las cosas cambien para mejorar, no hay que obstaculizarlas. Hacerlo es una ridiculez y un egoísmo que solo nos lleva a un inminente fracaso.