Hablar de una tortura generalizada como lo hace el señor Juan Méndez como relator para la tortura de las Naciones Unidas, hace que sintamos más que temor por padecerla,  una cierta indignación y desde luego coraje contra el gobierno, o al menos contra las autoridades encargadas de las investigaciones. El solo hecho de pensar que podemos injustamente padecer de ese fenómeno porque  se considera  ?generalizado?, nos despierta un cierto sentimiento de odio. Mas se presenta ese corajito cuando quien emite la opinión, se supone digno de una alta credibilidad por pertenecer a las Naciones Unidas. Como dijera algún personaje: ?El solo talante hace su trabajo?. Sin embargo cuando leemos el texto, vemos que la opinión del personaje pierde objetividad, dados algunos aspectos de la misma. Cualquiera diría que ninguna persona como nosotros puede cuestionar lo que diga ese personaje; sin embargo hay algunas cositas que no parecen lógicas y otras riñen con una racionalidad para caer posiblemente en el capo de lo sentimental.

Algo  que nos queda claro, es que  solo fueron analizados 14 catorce casos de supuesta tortura a los que se les da seguimiento, para que se  enjuicie o castigue a los perpetradores y se excluya la evidencia obtenida con la tortura; refiere también a 25 víctimas en los años de 2012 y 2013.  Como resultado del análisis refiere a que la tortura y los maltratos ocurrieron durante las 24 y 48 horas de la detención y que terminan cuando se produce la consignación.  Los medios de tortura los hacen consistir en las amenazas, los insultos, la destrucción de propiedad, los golpes con objetos duros, la electrocución, el Wuater-boarding. En muchos casos la violencia  y la violación sexual. Como perpetradores refiere a la policía municipal, estatal o federal, las procuradurías estatales o federales;  o el Ejército y la Marina. Como fuente adicional refiere  al programa Nacional de Derechos humanos del  2014 al 2018. De él refiere a que la tortura es un tema recurrente y que se ejemplifica con la  una denuncia del 2005, luego algo ambiguo se precisa como  ?a 2 mil 126 en 2012?.  Refiere a una opinión del Comité Contra la Tortura que no sabemos de donde es éste,  y el que refiere a que en México la tortura es habitual y sistemática.

Con todo respeto, pero suponiendo que los casos analizados fueran en total 39, por sumar los 14 y 25; el solo hecho de que hubieren existido  2126, denuncias; no puede considerarse que de ello pueda deducirse una generalización. Se considera esto porque  de las dos mil y tantas denuncias no se hace referencia a cuantas prosperaron y fueron demostradas. Ante esa duda no hay un razonamiento lógico del que se desprenda una generalización. Esto nos permite apreciar que no fueron considerados todos o la mayoría de los casos que pudieron ser propensos a la tortura.

Desde luego que si racionalmente consideramos, como generalización de un hecho cuando el mismo es de los que no siempre suceden, pero que pueden suceder reiteradamente. De estos hechos se convierte en general lo que sucede casi permanentemente y solo en ciertas ocasiones no sucede. También se considera una generalización cuando las estadísticas marcan una cantidad de hechos superiores a la mitad de todos los sucedidos. Con todo respeto para el personaje; pero  sus fuentes y sus datos no son suficientes para que pueda considerarse que la tortura esté generalizada en nuestro País; pues de ellos no se desprende que la tortura tenga una permanencia notoria, ni se ha demostrado que de la totalidad de los casos se determine que en más de la mitad existieron tortura.

Mi opinión consiste en que se pretende demeritar al sistema de justicia, aprovechando como oportunidad la campaña de desprestigio que han sido emprendidas por algunos actores sociales como algunos pocos periodistas y actores sociales que no resultaron triunfadores en las elecciones pasadas, o por los que quieren preparar el terreno para una futura contienda electoral.  

Con todo respeto, pero ante las circunstancias en las que predomina en el país un trabajo tendiente a demeritar al gobierno; no hace suponer que ello es solamente una estrategia más con ese propósito. Lo que no permite llegar a esa conclusión  es por el hecho de que los datos en que se funda la opinión, es imposible que se desprenda que  exista un planteamiento en el que se considere como conclusión una GENERALIZACIÓN, de la Tortura. Digo esto porque no existan datos que hagan considerar que de los casos que suceden en país, susceptibles de padecer tortura, estén generalizados. Lo anterior ante el hecho de que cualquiera sabe que la generalización al menos consiste en que, de todos los casos, más de la mitad deben de tener la característica generalizador; o que por la permanencia tan constante de los mismos actos, con dicha característica, en los que pocos casos de la misma naturaleza carezcan de esa característica.

¡Es posible que se calme la indignación cuando sea clara la falsa generalización! ¿Eh?