El gran dilema para la candidatura de José  Antonio Meade hoy es ser reemplazado o no serlo; de cara al proceso electoral solo restan dos meses para el día de la jornada, en esos dos meses es prácticamente imposible remontar y ocupar el segundo lugar y luego ganar, significa  sumar veinte puntos porcentuales. (Veinte puntos son algo así como 12 millones de votantes aproximadamente)

Las manifestaciones de acercamiento del actual segundo lugar Ricardo Anaya hacia el Presidente Enrique Peña Nieto puestas de manifiesto encontraron una primera negativa; el joven Anaya ha incumplido otros acuerdos y no está el Presidente en condiciones de aceptar negociaciones. Quienes conocen la breve historia de Ricardo Anaya podrá constatar que ha sido a base de traiciones y deslealtades como ha podido escalar –en breve tiempo- posiciones de poder importantes, Anaya sabe negociar, se sabe venderse pero no sabe cumplir y respetar tiempos, edades, niveles; su vertiginoso ascenso, su colaboracionismo con sus pares del PRD  y Movimiento Ciudadano (por cierto igual de traidores y desleales) en este momento le cierra las puertas a nuevas negociaciones.

Ricardo Anaya es parte de una investigación internacional por lavado de dinero en España, podría ser sujeto a proceso internacional y si eso no le descalifica, sí le va a restar una buena cantidad de puntos. Hoy los medios tradicionales no publicitan en forma masiva esa nota, pero pronto la harán. Lo sabe Anaya y se sabe perdido, de nada le habrá servido confrontarse con PRI, con José A. Meade y Enrique Peña Nieto, hoy busca un blindaje, una protección y sobrevivencia. No la tendrá.

Anteriormente escribí  que el Presidente Peña Nieto sabe ser amigo de sus amigos, muy amigo: tiene en alta estima ese valor de amistad, fraternidad,  hermandad; quienes son así también saben distinguir a quienes traicionan y trepan, centran sus ascensos en traicionar y trepar, personas que no merecen la confianza porque tarde o temprano la van a faltar.

José Antonio Meade ha conseguido una prórroga,  considera que un golpe de timón en su equipo o ciertas condiciones de contexto le pueden remontar y ganar por una nariz la meta; es su papel ser optimista, los factores de sus aliados en la consecuencia de apoyos no le ha funcionado, las iniciativas para “bajar” a López Obrador y subir a Meade no han funcionado, es un albur considerar que en los próximos 60 días todos los astros se van a alinear en bajar a AMLO, bajar a Anaya y subir a Meade. 

Pero la estructura económica esa sí no está para albures, el sistema económico solo busca solidez, crecimiento, apoyo, reglas claras donde ellos hayan sido escuchados, continuar con condiciones de privilegio igual. De los posibles escenarios el único plan alterno B para la transición es el punto de negociación entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, logrando una transición pactada. Otra vía puede llevar a la confrontación.

México es la onceava economía del mundo y no puede consolidarse entre tumbos y sombrerazos, el Presidente lo sabe.