Somos adictos: nos amamos o nos destruimos. Es nuestra realidad, la cruz que debemos cargar. Es esa que nos condenará hasta que dejemos de respirar, sin importar que llevemos años sin tocar una gota de alcohol o probar media pastilla: esta cabeza que cargamos nos antojará aquello que sabemos debemos evitar aunque nos cueste todo lo que tenemos, todo lo que queremos.

Perdón si me tardé en contestar, mi mamá diría que estuve indispuesta. La verdad es más gráfica y nada corta, te aburriría con un recuento detallado sobre las particularidades de intentar morir en el extranjero, pero estoy segura de tu capacidad para imaginarlas.

Me dio gusto saber de ti. Bueno, eso no es cierto. Recién vi tu carta, y la odié con pasión. ¿Por qué crees que necesito ser informada sobre tus aventuras al desnudo? Alguien te grabó, tus ?partes? ahora vivirán eternamente en internet. Felicidades. Por cierto, yo también he estado hablando con Tamy, y no creo muy inteligentes sus consejos. La mujer se la pasa de amor en amor, ¿por qué crees que tiene tantos seguidores en el Twitter?

No soy muy buena con estas cosas, ya sabes. Tú me dices te amo y yo te pregunto por la hora. No es que no me guste que me ames, ha sido fabuloso,  aún y cuando fue miserable. Y sé que estás enterado de que mi corazón no es indiferente a tu presencia, él tiene una afinidad especial por tu voz.

A veces, eres la persona más odiosa de todo el mundo. ¿Por qué no eliminaste la necesidad de toda esta correspondencia? Nuestros agentes de correo improvisado son muy poco constantes con su trabajo. Aparte, si hubieras venido directo a verme, no tendría que escribir y borrar estas palabras mil veces. La verdad es más maldita cuando la pones a puño y letra.

Por respeto a los árboles que nos prestaron sus frutos para poder seguir esta cosa llamada relación, intentaré ser breve: no te odio, no me gusta estar lejos de ti, extraño el olor de tu cuello, pero no puedo fallar. No puedo volver a usar porque ya no tengo la fuerza para volver a levantarme. Yo sé que la rehabilitación no siempre es una línea recta, hay altibajos. Pero yo ya no puedo lidiar con los bajos de esa ecuación. Más que mi cuerpo, es mi mente la negada a volver a empezar. Así que no me busques si no estás listo para cambiar de escenario. Las locuras inmaduras, la ilusión de inmortalidad, esto no tiene lugar en mi vida. Necesito poder caminar sabiendo que estoy cada vez más lejos del infierno que ha amenazado con consumirme desde los 12 años.

Siempre has dicho que fui yo la que te ?hizo? madurar, pero no lo creo. Tú le inyectaste vida a mi rutina, pasión a mis juegos. ¿Te fijas como todavía lo haces, aunque estás lejos? Estar separados sólo me ha hecho caer cada día un poco más, no en las drogas o en el alcohol, sino en algo peor: en una dura e inflexible inercia.

Espero verte pronto,