Los periodistas de los medios oficialistas mucho han reclamado a los equipos de campaña de José Antonio Meade y de Ricardo Anaya los ataques que se han hecho entre ellos mismos y la falta de un acuerdo que defina al candidato que pueda competir contra Andrés Manuel López Obrador. La razón de dichos reclamos es que sus ataques han mantenido dividido no sólo al electorado simpatizante de estos dos bandos, sino también la opinión de los mismos periodistas al no saber a cuál de los dos deben abiertamente favorecer. No obstante este desacuerdo, algunos de estos periodistas no han esperado el consenso y la línea de la cúpula del régimen para manifestar su favoritismo hacia alguno de estos dos candidatos, como es el caso de Leo Zuckermann quien apoya a Ricardo Anaya, o el caso de Ciro Gómez Leyva que apoya a Meade, por citar sólo dos ejemplos.

La pelea por el lejano segundo sitio en las preferencias electorales para poder competir contra el puntero ha sido fuerte y costado mucho de al menos dos recursos: 1) el menos importante: dinero; y 2) el más importante: tiempo. Y es que no ha sido fácil tomar una decisión, ya que Meade al ser el candidato del partido en el poder debería estar mejor posicionado en las encuestas, pero su campaña no ha levantado, y no porque sea mala o porque el candidato sea malo, sino porque simplemente lleva en sus hombros el pesado nombre del PRI, partido del cual la ciudadanía medianamente informada simplemente no quiere saber nada. El problema es que Anaya está menos peor posicionado y por tanto, no quiere dar su brazo a torcer ante la posibilidad de ser el elegido por la cúpula, retrasando de esta manera el acuerdo y favoreciendo las preferencias hacia López Obrador ante tal división.

Todo lo anterior era notorio hasta el día lunes, ya que al parecer el grupo que conforma la oligarquía tomó una decisión en torno a favorecer a un candidato. Y explico por qué:

Relanzamiento de la campaña de Meade

El pasado lunes se “relanzó” la campaña de José Antonio Meade, o así lo han denominado algunos medios. El programa “Tercer Grado” reinició sus transmisiones, y al ser el turno de entrevistar a Meade, era la perfecta oportunidad para lucir la preparación académica de la que tanto se habla que tiene el candidato, para que en la mañana siguiente la prensa y los diferentes medios resaltaran su participación y fuera el tema a tratar entre la población. Todo iba “bien” en dicho programa, hasta que uno de los entrevistadores le preguntó respecto a publicar una narrativa de su proyecto de nación: -“¿Por qué no tenemos un libro de José Antonio Meade?”, preguntó el entrevistador; -“Ah, sale la semana que entra”, contestó Meade; -“¿Pero cómo se va a llamar?”, le volvieron a preguntar; -“¿eh?, no me acuerdo cómo se llama… lo único que no escribí yo es el título”, contestó. Más allá de que su participación en el programa haya sido buena o mala, su relanzamiento de campaña fue marcada por no saber el título del libro que ha escrito y que dice él se lanzará la siguiente semana. Las redes respondieron inmediatamente y lanzaron el hashtag #TítulosParaElLibroDeMeade que se volvió en la primer tendencia y desató la creatividad por la que los mexicanos somos distinguidos. A la mañana siguiente, la prensa y diferentes medios afines buscaban exaltar la candidatura de Meade y su relanzamiento, pero fueron opacados con comentarios y chistes acerca de lo ocurrido la noche anterior, ya que se consideró como algo peor el no saber el título del libro que uno mismo ha escrito que el no saber el título de tres libros que hayas leído. Un fracaso.

Retraimiento repentino de Anaya

Al día siguiente del relanzamiento de la campaña de Meade, había otra noticia circulando en los medios: “investigan a Anaya por red de lavado de dinero en Europa”. Una y otra vez y en diferentes medios aparecía esa nota, y al parecer continuará. Inmediatamente hubo un freno en las publicaciones de Anaya, incluso su propaganda ya no estaba apareciendo en las páginas electrónicas como había ocurrido. Esa noche, fue invitado al noticiero de Javier Alatorre y vimos a un Anaya gris, desganado, que hablaba mucho de AMLO,  y hablaba y hablaba, pero que al terminar la entrevista no se recordaba lo que había dicho, excepto cuando fue incapaz de dar nombres que integrarían su gabinete; no tuvo esa chispa que tuvo en el primer debate. Su participación pasó desapercibida sin que al día siguiente se comentara acerca de ello.

 ¿La razón?

Tal parece que el régimen ha tomado la decisión de apoyar a Meade, el candidato que “no es priísta” y dejar por un lado a Ricardo Anaya. Faltan 11 días para el 2do debate y hay que tomar partido; el régimen ya no puede seguir dividido y deben dejar la cancha libre para que uno pueda competir contra el puntero en las encuestas: Andrés Manuel López Obrador, quien les aventaja con 20 puntos porcentuales en las preferencias.

¿La estrategia?

1) Impulsar mediáticamente a Meade y poniéndole un “estate quieto” a Ricardo Anaya que lo frene tomándolo de la cola con el asunto de la red de lavado de dinero en Europa. 2) Descontextualizar y exaltar todo comentario de AMLO y su equipo de campaña como un asunto mortal y digno del apocalipsis nacional. 3) Es bien sabido el papel que juegan los gobernadores corruptos cuando el candidato que va en contra de sus intereses personales o partidistas está arriba en las encuestas, corrompiendo las autoridades electorales y modificando los resultados a su favor, (esa ha sido la historia de la “democracia” en México por más de 100 años). Por tanto, se espera que una ola de gobernadores tanto del PRI como del PAN, PRD y partidos satélites, se alineen en los próximos días abiertamente en favor del candidato de la consigna de la cúpula para favorecerlo mediáticamente y también para operar electoralmente en su favor, claro, desde la ilegalidad. ¿Y los “independientes”? Con ellos no hay sorpresa, siempre han trabajado para favorecer a Meade.

Anexo:

Dado que Meade metió la pata muy feo en su relanzamiento de campaña, es probable que de acuerdo a su desempeño hasta el día del debate (20 de mayo), hasta ese entonces se verá si cargan todos los dados en favor de él o si retiran a Anaya las publicaciones que lo involucran en delitos de lavado de dinero, hacen declinar a Meade con todo y sus achichincles en favor de Anaya, y trabajan en la construcción mediática de su campaña que involucre una coalición PRI-PAN-PRD, así como con Carmelo Vargas.

Mientras tanto, veremos si le dan la razón a AMLO cuando dice que PRI y PAN son lo mismo.

¡Hasta el 20!

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