La designación del senador Humberto Mayans Canabal como coordinador para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, hace cimbrar al sureste mexicano, la visión del nuevo funcionario es transversal con el tema de la seguridad y corrupción de los gobiernos estatales del sureste.

Los gobiernos estatales de esta región tienen varias cuentas pendientes con la justicia. Veamos:

En Tabasco la corrupción policiaca del estado formó una de las mafias más temibles del país llamada la hermandad, quienes en los gobierno de Roberto Madrazo y Manuel Andrade impusieron su ley, en el gobierno del defenestrado Andrés Granier pasó por la simulación al ser protegidos para no ser juzgados por los ahora padrinos del gobierno de izquierda que comanda en el fondo Andrés Manuel López Obrador y desde donde se obtienen recursos para su flamante MORENA.

Pero no sólo es un estado, es todo un corredor que comprende Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Chiapas y Guerrero donde el narco ha realizado alianzas bastantes provechosas para ambas partes, recordemos a Mario Villanueva como el caso ejemplar, quizá el más investigado pero no el único.

En Chiapas el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, proveniente de una alianza entre el PRD y PAN, dio como resultado uno de los gobierno más polémicos y corruptos del sureste donde el procurador Mariano Herrán Salvatti, quien fuera el ex titular del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD) de Ernesto Zedillo, destapó toda la cloaca del gobierno aliancista con tal de salvar el pellejo, acusando de todos los crímenes posibles al titular del gobierno estatal.

 Y no olvidemos al ex gobernador panista de Yucatán Patricio Patrón Laviada, quien dejó una administración prácticamente en quiebra y ahora sufre las actitudes caníbales propias del panismo.

Además de verificarse por parte del gobierno de EU los vínculos entre la familia Patrón y el narcotráfico, ya que Patricio Patrón Laviada está identificado por las autoridades estadounidenses como miembro de la red de Coronel Villarreal en la península de Yucatán. Donde su hermano Alejandro (a) la vaca le fue reiterada la visa para entrar a EU.

Qué decir de Oaxaca, donde el gobernador Gabino Cué ha perdido el control del estado, llegando al punto de considerar una intervención más decisiva por parte del gobierno federal, ya que no es capaz ni asumir los retos de la naturaleza que azotan su estado y menos a las fuerzas políticas que lo someten.

La historia del sureste en la primera década de este siglo está marcada por una asociación criminal entre el narco y las autoridades estatales surgidas de la alternancia y no es culpa de la democracia de estas condiciones que tienen azotada la parte sur del país, es la complicidad de los presidentes panistas que dejaron o no tuvieron la capacidad (de todas formas son culpables) para enfrentar la narcopolítica del sureste mexicano.

El tema de los migrantes pasa por estos antecedentes y, el gobierno federal lo sabe, ya está tomando las medidas oportunas, la primera de ellas es la designación de Humberto Mayans Canabal, la segunda es el llamado a los gobernadores a ponerse a trabajar en conjunto con el nuevo zar de la Frontera Sur. El éxito pasa por su experiencia pero también por cortar varias cabezas de la hidra de la corrupción de los gobierno estales que se unieron al narco.