María Santos Villarreal | @marifersv94

¿De qué nos sirve que exista la figura de un Parlamento (el "Honorable" Congreso de la Unión o las "Honorables" Legislaturas estatales) si ni los propios legisladores se lo toman en serio?

Nuestros poderes legislativos, el federal y el del Estado de Nuevo León, son una vergüenza: quizá para lo único que sirven es para la simulación de que tenemos una democracia.

¿Por qué afirmo esto? Porque nuestros legisladores han convertido al Congreso en un ente físicamente existente, pero que materialmente no produce resultados.

Así como la política, el derecho parlamentario es un arte. Son nuestros ?representantes? los que denigran la figura del parlamento.

El domingo pasado fueron citados los diputados federales y senadores al inicio del Segundo Periodo de Sesiones Ordinarias en el Palacio de San Lázaro, pero de acuerdo a un reportaje del periódico El Norte, únicamente se presentaron 82 de 128 senadores y 295 de 500 diputados.

Pero eso sí: el senador Ernesto Cordero Arroyo muy divertido en Phoenix en el Super Bowl XLIX, Mariana Gómez del Campo disfrutando de una carrera en el bosque de Chapultepec y los demás ausentes seguramente viendo el fútbol americano en sus casitas (¿o casotas?). ¿Dónde está el compromiso y la responsabilidad?

No me malentiendan, la verdad es que tanto los servidores públicos como cualquier ciudadano tienen derecho de ir al Super Bowl si se les antoja (o a donde deseen). Pero esto es mientras lo hagan sin faltar a sus labores para las que les pagamos con nuestros impuestos.

Por ejemplo, me llamó la atención que el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa fuera igualmente criticado que Cordero Arroyo, pues la verdad yo no le veo nada de malo que haya asistido al evento deportivo en cuestión. El ex mandatario puede ir a donde se le dé la gana. Calderón no infringió ninguna responsabilidad, comparado con el senador quien decidió, egoísta e insensatamente, eludir sus labores legislativas.

La grave falta de Ernesto Cordero no es el hecho de que haya ido al evento deportivo en Phoenix, sino que lo hizo en el tiempo que estaba destinado a una sesión en el Congreso de la Unión.

Y todavía se atreve Cordero a ofenderse y quejarse en una entrevista con Ciro Gómez Leyva de que lo ?tratan de lo peor? por no haber asistido a la sesión.

Incluso tiene el descaro de justificarse diciendo que ?no se iba a discutir nada importante?. Pues, Senador Cordero Arroyo: le informo que a usted no le corresponde decidir eso.

Y no acaba allí: su compañero de viaje Juan Ignacio Zavala, hermano de la ex primera dama, Margarita Zavala, se atreve a secundarlo con que "casi como de costumbre, no se discutió nada trascendente ahí, en el Congreso". ¡Qué desvergüenza!

Es increíble la falta de respeto y el cinismo de parte de los legisladores faltistas.

Qué pena que el inicio del Segundo Periodo Ordinario de Sesiones haya durado sólo poco más de 2 minutos, pues lo único que hicieron los presentes fue cantar el Himno Nacional. Eso sí, ¡muy patriotas!

Y la LXXIII Legislatura de Nuevo León no se queda atrás: según reportó también el periódico El Norte, de los 42 diputados que la conforman, solamente seis asistieron al inicio del Segundo Periodo Ordinario. Sí: ¡seis!

Como acertadamente dijo la diputada Rebeca Clouthier Carrillo, quien sí asistió: "De por sí la imagen del Diputado está muy deteriorada (...)Me parece algo irónico que para lo trascendente no nos ponemos de acuerdo, pero para la pachanga sí".

Es verdaderamente indignante que con el magno salario que se cobran del erario crean que tienen el lujo de decidir cuándo hacer su trabajo y cuándo no: que crean que pueden hacer lo que les apetezca sin cumplir con sus obligaciones.

¡Pues, no! No se mandan solos, Sres. Diputados y Sres. Senadores: ustedes son servidores públicos y deben cumplir las obligaciones que por mandato de la Constitución y de la Ley tienen. Y entre ésas está el asistir a las sesiones a las que son convocados.

Es nuestro deber como ciudadanos exigirles a nuestros legisladores que hagan su trabajo y demandárselos cuando no lo hagan. Propongamos soluciones y realicemos proyectos de ley, no únicamente nos lamentemos en redes sociales, como la mayoría de los "activistas" de sillón.

El empoderamiento ciudadano es un fenómeno que va creciendo gradualmente: hay que ponernos las pilas. Necesitamos que la ciudadanía se vuelva activista ante el hecho de que tenemos un parlamento inútil.

Es fundamental que los mexicanos pasemos de la indignación a la acción ciudadana, dado que si perdura la inconformidad (bastante fundamentada en la pereza y desfachatez de nuestros funcionarios), estaríamos peligrosamente acercándonos a un estado de desorganización y desorden difícil de revertir.

Si nosotros no actuamos, ¿creen ustedes que lo harán nuestros "representantes"? ¡Hasta ellos mismos reconocen que no discuten nada importante en sus sesiones! ¿Se puede ser más irresponsable?

 

 

 

 

 

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