Estarán de acuerdo conmigo que las personas tenemos aspectos positivos y negativos.

También  es cierto que aunque las personas tenemos esas dos formas de ser, nosotros vemos en cada una de ellas lo que queremos ver.

Por ejemplo, si alguien no nos cae bien, todo lo que piense, diga o haga, lo vamos a ver mal, vamos a buscar detalles que no nos gusten, para reforzar nuestra percepción.

Igualmente sucede cuando alguien nos gusta o nos cae bien, vamos a pensar que lo que piensa está bien, que lo que siente es lo mejor y que lo que hace es maravilloso.

Vamos a ver sólo lo positivo pero además lo magnificaremos.

Vamos a verlo como el más guapo, el más educado, el que no tiene defectos y para acabar pronto, el príncipe azul no tiene nada que hacer a su lado.

De igual manera sucede si es mujer, será la más bonita, la más tierna, etc.  

Esa sensación puede durar un tiempo, hasta que nos demos cuenta de que no era así.

Realmente no era tan guapo o guapa, realmente es una persona como todas.

A veces parece que no tiene educación, en algunas situaciones actúa como si nunca le hubieran enseñado buenos modales.

Ha tenido buenos detalles pero realmente eso fue al principio,  porque ahora la mayor parte del tiempo no es así. Pensamos  que esa persona tenía valores morales, que nunca haría nada fuera de contexto.

Nunca pensamos que nos traicionaría, Creímos que siempre nos sería fiel. Que era incapaz de mentir, de faltar al respeto a alguien, de dejar nuestra amistad o nuestro compromiso.

Nunca esperamos que nos involucrara en un problema

o en un malentendido. Pensamos que nunca nos dejaría.

Resulta que si sucede algo de esto, con la persona que idealizamos, probablemente lo que sintamos será una gran decepción. En la medida que idealicemos a esa persona, en esa misma medida va a ser la frustración que vamos a sentir, cuando nos demos cuenta de que esa persona no es lo que pensábamos.

A pesar de todo,  la persona en cuestión no es la responsable de que nosotros depositáramos en ella tantas cualidades. Los responsables seríamos nosotros por esperar todo eso de alguien que realmente nunca tuvo tales características.

Nunca fue la persona que nosotros creíamos que era. Nunca fue  la persona que nosotros fabricamos en nuestra mente. Nunca fue la persona a la que nosotros queríamos que se pareciera.

¡Qué difícil aceptar todo esto!

Existe también otro aspecto que podemos analizar en relación a esto. Las personas no tienen obligación de cumplir con nuestras expectativas, porque tal

vez no tengan los recursos internos para cubrir nuestros grandes y distorsionados requerimientos.

Por otro lado, si se tratara de nosotros mismos,  probablemente tampoco podríamos cumplir con las expectativas de los demás.

Esta es una situación común y que causa muchas dificultades en las relaciones interpersonales.

Por todo esto, es importante ver a la persona en su dimensión de ser humano, con defectos y virtudes, como lo que es y lo que no es.

Que por el lado positivo es capaz de ser la mejor persona, pero que por el lado negativo puede también equivocarse y mostrar aspectos de ella misma que nunca antes habíamos conocido.

Casi siempre tratamos de utilizar lo mejor de nosotros mismos, pero a veces fallamos. Tenemos  que estar conscientes de que somos seres vulnerables y que  es ahí donde podemos tener la oportunidad de ser perfectibles, de encontrar la forma de ser cada día mejores personas, de no cometer tantos errores, de no tropezarnos con la misma piedra y de vivir eternamente aprendiendo...

Aunque el concepto de ser humano que hemos tenido, siempre ha sido el mejor, el más bello, lo más valioso

y lo más idealizado, en este tan fascinante universo.

¡Buen  fin de semana!