Se dice que las reformas requieren de tiempo para producir resultados, algunos más rápidos que otros. Así, pareciera que, por un lado, el contexto internacional le favorece a México por la llegada de grandes montos de inversión resultado de la política monetaria expansiva en Estados Unidos y, por otro lado, en el contexto nacional, las grandes expectativas que están generando los cambios internos que las reformas harían posible. Ambos, refuerzan una dirección conducente a mejorar la economía significativamente. Sin embargo, la incertidumbre siempre debe hacerle sombra a un economista porque es precisamente la causante de los cambios de dirección de una trayectoria previamente establecida. Esto se menciona porque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) por conducto de su Directora en Washington, Inés Bustillo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantienen una expectativa optimista asegurando que México va en una "excelente dirección" que apunta a un fuerte crecimiento económico en el 2015 tras la puesta en vigor de las reformas estructurales.[1] Esto contrasta un poco con la declaración del gobierno federal al asegurar que los beneficios de las reformas se manifestarán hasta 2018. Contrasta aún más con el análisis que se realizó en el programa Es la hora de opinar con @leozuckermann, donde los economistas Raúl Feliz, Luis Foncerrada y Gerardo Esquivel manifestaron preocupación por la situación de endeudamiento de la economía mexicana (véase el bloque 3 en su página de internet: http://noticieros.televisa.com/foro-tv-es-la-hora-de-opinar/1409/economia-lento-mal-3/ ). Luis Foncerrada mencionó algo interesante y que motivó esta columna. Cuando la Reserva Federal de los Estados Unidos decida retirar los estímulos monetarios, con una deuda interna en moneda nacional que representa más del 75 por ciento de la deuda total, se podría provocar un incremento de tasas de interés internas para retener los flujos externos de capital que impactaría el servicio de la deuda interna para las finanzas públicas. Es decir, el impacto fiscal, aseguró Foncerrada,  sería muy fuerte y podría anular todo el impacto de la reforma fiscal de ahora[2], y se agravaría más si consideran las pensiones.[3] Por lo tanto, ?el camino de la deuda tendría que ser un poco más prudente para que no haya la más mínima esperanza de un escenario catastrófico?. En este contexto se les hizo "la pregunta incómoda" a los tres economistas sobre si suponiendo que la economía fuera una empresa en la cual manifestaran su confianza ¿optarían por una posición larga o una posición corta? Raúl Feliz y Luis Foncerrada manifestaron no ser tan optimistas al optar por posiciones largas sólo con coberturas al final del sexenio. Gerardo Esquivel manifestó que seguiríamos en el patrón de bajo crecimiento sin una preocupación de crisis.

 

El programa reveló algo fundamental en el estudio y análisis de la economía que siempre he creído: muchos de los errores en política económica están basados en una verdad de la que se abusa. En este sentido me refiero a los excesos de liquidez mundial y el optimismo que todavía no encuentra fundamento en los hechos.

De acuerdo con el ?Informe de la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública? que comparte la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el saldo de la deuda neta del gobierno federal se ubicó en 5 billones 72,593.7 millones de pesos, y como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) representó 30.4 por ciento al cierre de 2014. Lo anterior podemos dividirlo en deuda interna bruta y deuda externa bruta.

La deuda interna bruta está integrada por los diversos valores gubernamentales que el gobierno federal coloca entre los inversionistas institucionales (bancos, casas de bolsa, tesorerías de las grandes empresas, aseguradoras y fondos para el retiro, entre otras) a través de los intermediarios bancarios y bursátiles para financiar el gasto gubernamental. Entre los instrumentos colocados entre el público inversionistas destacan los Cetes, Bondes, Bonos de desarrollo a tasa fija, Udibonos; Fondo de ahorro SAR y otras obligaciones asociadas a la nueva ley del ISSSTE. Así, el saldo de la deuda interna neta del gobierno federal, ascendió a 4 billones 89,530.9 millones de pesos, monto superior en 195,601.5 millones de pesos al observado en el cierre del 2013.

Por su parte, la deuda bruta externa, contratada con organismos multilaterales (BID, FMI, BM), agencias de financiamiento a las exportaciones y bancos internacionales. La deuda externa bruta es la suma del total de pasivos financieros contractuales que el sector público tiene con intermediarios financieros externos denominados en moneda extranjera y considera las variaciones cambiarias y los ajustes. El saldo de la deuda externa neta del Gobierno federal ascendió a 75,432.8 millones de dólares, monto superior en 5,522.4 millones de dólares al registrado en el cierre del 2013; como porcentaje del PIB, este saldo representa 5.9 por ciento.

Esta situación puede resultar inquietante por algunas razones, sin embargo, sólo por relevancia y delimitación trataremos la deuda interna. Esta última representa una porción mayor respecto a la deuda pública total.

Cabe hacer algunas aclaraciones. La inflación como recurso mediante la reducción real en el pago de la deuda puede tener costos y causar problemas importantes cuando la deuda es de corto plazo o se encuentra indexada como podría ser el caso de México. Por otro lado, tampoco podemos ignorar a poderosos acreedores.   

Considerando las aclaraciones anteriores, podemos decir que la emisión de deuda interna se ha convertido más en una estrategia antiinflacionaria que una fuente de financiamiento del gasto público.  La afluencia masiva de capitales externos en los últimos cinco años ascendió a 239, 000 millones de dólares, cifra superior a la registrada por Brasil y Turquía; incluso se espera que la cifra todavía sea mayor, debido a la alta expectativa existente sobre el paquete de reformas aprobadas. Esto ha conducido al gobierno mexicano a recurrir a la colocación de valores gubernamentales como mecanismo de regulación de la oferta monetaria, tendiente a mantener la estabilidad de precios. En este sentido, el déficit público generado por el alto endeudamiento se ha constituido en la estrategia antiinflacionaria de México.

En efecto, el incremento de la deuda pública interna, mediante colocación de títulos públicos se ha convertido en una fuente importante para la acumulación de las reservas internacionales, que se refleja en el déficit público, cuyo origen es el pago de intereses por este tipo de deuda. Es decir, para que haya reservas internacionales tiene que haber deuda que paga altos rendimientos. Esto es relevante porque los prestamistas han buscado la manera de poder disciplinar a la economía mexicana ?deudora?, incrementando de ese modo la probabilidad de que la deuda quedará saldada en el futuro. Esto en razón de que la volatilidad de estos flujos depende de la buena disposición del gobierno para adoptar políticas recomendadas desde afuera.

Sin embargo, la experiencia mexicana ha demostrado que el modelo de financiamiento del desarrollo que se promueve desde afuera  no es sostenible en el mediano y largo plazos. La crisis de diciembre de 1994 demostró que la capacidad de la economía mexicana para absorber elevados montos de recursos externos es limitada. Las condiciones que impone el exterior han conducido al debilitamiento de los parámetros fundamentales de la economía, particularmente el balance fiscal y la cuenta corriente.  

Esto comienza a manifestarse y, de ahí la importancia del seguimiento de la deuda interna, debido a que, la Reforma Fiscal, implementada a principios de año por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), no está recaudando los ingresos esperados. Debido a esto, existen demasiadas presiones fiscales a mediano y largo plazos, lo que provocará que a lo largo del sexenio el gobierno federal tenga poco dinero extra para hacer gasto público. Esto es relevante cuando el gobierno federal se ha comprometido a no generar nuevos impuestos para el año 2015. Según el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) en  Implicaciones del Paquete Económico 2015, la deuda se ha venido acumulando desde 2009 y podría llegar al 51 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para finales del sexenio; esto es, 7 por ciento más de lo estimado hace dos años.[4]

Ahora bien, hay claridad en que el actual patrón de financiamiento se establece en los flujos de capital externo (por los que se ha creado la deuda interna, necesaria para obtener reservas internacionales) intermediados mayormente por los bancos. Esto provoca interés y preocupación debido a las declaraciones que dio Daniel E. Nolle al periódico La Jornada hace un par de días sobre que ?existe una dimensión extraordinaria del sistema bancario en México que merece atención y debate público: la alta concentración del capital extranjero en la propiedad del sistema bancario mexicano? y que ?las fallas en la regulación del sistema bancario constituyen gran parte de la historia que explica la crisis financiera mundial?. Así, el experto del Tesoro de Estados Unidos no descarta nuevos eventos de crisis, por ello la inquietud que tiene este economista es si enfrentamos una crisis más, ¿el sistema financiero mundial está en mejor forma, de tal manera que será mucho menos difícil evitar una catástrofe como la de 2008-2009?[5]

Las crisis bancarias, aseguran algunos expertos, suelen presentarse acompañadas de otros tipos de crisis, entre ellas crisis cambiarias, crisis de deuda interna y externa, y crisis inflacionarias. Por lo tanto, ningún país desarrollado y subdesarrollado puede presumir de estar exento de las crisis bancarias. Sobre todo porque, aunque Nolle reconoce que ha habido aciertos en algunas de las nuevas regulaciones internacionales, conocidas como Basilea III, que en México se aplican desde el año pasado, la preocupación radica respecto a tres elementos que creo pueden invalidar los avances de Basilea III. El primero, la ?alta concentración del capital extranjero en el sistema bancario mexicano?; el segundo, ?los impedimentos más serios [del sector bancario] siguen sin ser atendidos o permanecen pendientes.? Además, el ingreso de los bancos extranjeros en México ha tenido la particularidad de no ser tan benéfico en términos de competencia ya que, son sólo 4 instituciones de 48 las que concentran el sector. Y tercero, el sector externo donde los hechos del pasado nos recuerdan que periodos de alta movilidad de capital internacional han producido una y otra vez crisis bancarias mundiales en la historia de la economía mundial (Reinhart y Rogoff, 2011). Entonces, es importante reconocer los desbalances macroeconómicos por fuertes entradas de capital ya que, pueden causar crisis de confianza o bancarias, por lo que lo que acontece en México, no pueden dejarse de lado y verse simplemente como sinónimo del atractivo económico del país.

Es importante que dada la falta de certidumbre en la capacidad histórica de pago de un país, como México ?con impagos y reestructuraciones de deuda interna en 1850, 1930, 1982? se considere imperativo manifestar inquietudes y comentarios como de esta columna, que nutran la crítica  constructiva a los hacedores de política económica. Desde luego, la manera en que una situación de crisis se desenvuelve variará de acuerdo con los problemas internos del país y la incertidumbre mundial, pero muchos factores como el financiamiento externo, la deuda interna, comportamiento de los bancos y el régimen mantenido de tipo de cambio pueden ser relevantes, porque nadie se prepara para recibir una gran sorpresa, si fuera lo contrario dejaríamos de llamarlas así.

De esta manera, el presente análisis va encaminado a manifestar que los jóvenes economistas mexicanos nos preocupamos por lo que sucede en el país y que, los malos tiempos (más que los buenos) tienen un gran valor de enseñanza que ningún estudiante o profesional debe desaprovechar para escribir ideas e inquietudes sin temor a los posibles aciertos o errores ya que, eso es mejor a quedarse dormidos al volante.

 

 

Referencias consultadas:

http://biblioteca.iiec.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=12377&Itemid=146

http://www.elfinanciero.com.mx/economia/inversion-foranea-en-acciones-rompe-record.html

Diamond, Douglas y Raghuram Rajan (2001), ?Liquidity Risk, Liquidity Creation and Financial Fragility: A Theory of Banking?, Journal of Political Economy, 109 (abril), pp. 287-327.

IIF (2013), ?Capital flows to emerging market economies?, IFF Research Note, enero.

Latter, Tony (1998), ?Las causas de las crisis bancarias y su manejo?, Publicado en inglés por el Centro de Estudios de Banca Central, Banco de Inglaterra, Londres EC2R 8AH, julio de 1997 y en español por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) en 1998, pp. 1-40.

Reinhart M. Carmen y Kenneth S. Rogoff (2011), Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 167-181.