Se supone que es intelectual. No lo sé. No le conozco ningún trabajo medianamente destacado en el terreno académico o cultural. Pero él se considera a sí mismo, y así lo tratan sus amigos, un jurista inteligentísimo.

Se llama John M. Ackerman. Estoy al tanto de su existencia porque dedica buena parte de su tiempo al activismo político. Ignoro si participa en Morena, pero entre sus hinchas, que no son tantos, siempre he identificado a seguidores de Andrés Manuel López Obrador.

Puede ser que como abogado sea una lumbrera. Digo, trabaja o trabajó en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Acepto, pues, que tiene cierto nivel académico, aunque me cuentan que más bien ha vivido del prestigio de su padre. Lo que sea, John M. Ackerman es un tipo conocido.

Como activista es no solo muy radical, sino bastante escandaloso. Si en la academia es objetivo, en Twitter cae con frecuencia en exageraciones y hasta en mentiras. Seguramente actúa con deshonestidad intelectual porque se deja vencer por el fanatismo político o ideológico.

Ackerman no solo es un crítico de las reformas estructurales que ha logrado el gobierno de Enrique Peña Nieto. Es, también, un enemigo de los cambios que se han dado en los primeros dos años de la actual administración.

Como crítico de las reformas, ha escrito artículos más o menos bien estructurados, con alguna lógica y basados en algunos hechos o argumentos válidos.

Como enemigo de las reformas, es un mentiroso. Por ejemplo, ha mentido sobre las causas de la crisis en Los Cabos provocada por la tormenta Odile.

Dijo en Twitter: ?Los saqueos en BCS son la viva imagen del país con el retorno del PRI y sus ?reformas estructurales?. Todos a robar parejo?.

Debería Ackerman saber que el actual gobernador de Baja California Sur fue de izquierda y es ahora panista del grupo que no apoya a Peña Nieto, el de Ernesto Cordero. En efecto, Marcos Covarrubias está entre los militantes del PAN que se oponen a Gustavo Madero porque éste ha trabajado cerca de EPN.

Antes de Covarrubias, Baja California Sur fue gobernada por dos perredistas, uno de ellos fundamental en la campaña presidencial de 2006 de Andrés Manuel López Obrador y, por lo tanto, con méritos de sobra para que se le considere entre los principales fundadores de Morena. Negar el papel de Leonel Cota en el crecimiento político de López Obrador sería una gran injusticia.

Y bueno, el actual alcalde de los Cabos, José Antonio Agúndez, también milita en el PRD, aunque se identifica más con el PT, un partido que siempre ha estado con AMLO.

Morena ha crecido en gran medida por lo que hicieron los gobernantes izquierdistas de Baja California Sur. Andrés Manuel no se atrevería a negar este hecho.

Ahora, después del huracán, las cosas se le han salido de control sobre todo al alcalde de izquierda y al gobernador del PAN que heredaron y aun agravaron grandes vicios administrativos de sus antecesores de izquierda.

Hay vandalismo y puede haber violencia en San José del Cabo y en Cabo San Lucas. Pero éste no es un fracaso del gobierno federal, sino del modelo de gobierno que la izquierda mexicana ha seguido.

Si el orden se recupera, y ojalá así ocurra muy pronto, será gracias a la intervención del gobierno federal, que se ha tardado en responder, pero que al menos ya envió a la llamada Gendarmería a estabilizar las cosas.

¿Qué tienen que ver las reformas estructurales con los daños causados por un huracán que desgraciadamente impactó en el corazón de los Cabos? Nada, desde luego.

Si Ackerman fuera intelectualmente honesto se disculparía o, al menos, trataría de argumentar lo que ha expresado.

Pero como a él, en tanto activista apasionado, le da por actuar con deshonestidad intelectual, simplemente se va a quedar en la consigna que, muchas veces ?y esta es una de ellas?, cae en la categoría del insulto vulgar.