El debate sobre la reducción o eliminación de los legisladores plurinominales tiene días agitando la agenda pública. Bastante se ha escrito sobre diversos enfoques para abordarlo; desde los sustentados en los modelos de representación democrática y en la ciencia política, hasta los pragmáticos que atienden a la funcionalidad de la operación política y partidista. Si bien unos mejores que otros, creo que todos son útiles y dignos de reflexión.

El tema debe ir muchísimo más allá de la simple reducción de costos. Y aclaro: desde luego que el aparato legislativo es alto oneroso y desproporcionado en las erogaciones y prestaciones a quienes allí laboran, pero no por eso hay que partirlo por la mitad para reducir los egresos. En su caso, debemos aspirar a una decisión más meditada y programada, a una que le agregué valor a nuestra imperfecta democracia. Y digo imperfecta no por despectivo, sino porque es la única que existe. Hasta el momento, ningún país ha inventado algo mejor para organizarse.

¿Que los legisladores plurinominales no fueron votados por los ciudadanos y que por tanto no los representan y deben desaparecer? ¡Pues sí para ello se inventaron! Para que aquellos partidos que no tenían la fuerza electoral suficiente para ganar un distrito en una elección abierta, pero que sí contaban con el apoyo ciudadano para quedar en segundo o tercer lugar, pudieran contar con representación en la legislatura; para que esos grupos minoritarios, pero no menos importantes de la sociedad, contaran con una voz que representara sus demandas.

¿Qué el modelo no funciona y los partidos no atienden las necesidades de la población? ¿Que los políticos solo se ocupan de sus agendas e intereses? Bueno, cierto que ello abunda, pero tampoco se resuelve partiendo el congreso a la mitad y desapareciendo esta figura democrática. Sería un retroceso de medio siglo y de amplio daño para los partidos que no poseen estructuras mayoritarias, volveríamos a los liderazgos hegemónicos.

Morena es un buen ejemplo, pues sin los diputados plurinominales, en 2015 difícilmente lograría el número de escaños acorde a su fortaleza social. Por pura mayoría, aún no será capaz de ganar tanto como representa. E igual sucederá con los otros nuevos partidos. Vaya, el sistema de representación proporcional auxilia a que las entidades políticas novedosas puedan participar y desarrollar, ayuda a que las diversas expresiones tengan al menos una oportunidad.

Claro que no es el único enfoque, insisto en que hay muchos y muy variados, hay que valorar todas las aristas antes de poner en práctica el experimento. Por ello le digo que debemos tomarlo con calma, no se trata sólo de juntar firmas y establecer fechas, sino de construir diagnósticos y valorar impactos.

Pensemos un congreso solo con diputados de mayoría relativa. Infiramos que el partido ?A? está comprometido con el electorado y lanza de candidato a un investigador y académico que podría ayudar a legislar para el desarrollo de las ciencias biomédicas. En cambio, el partido ?B?, más preocupado por su presupuesto y prerrogativas, lanza de candidato a una estrella de la lucha libre, a un ídolo del pueblo cuya máscara se vendé en cada esquina y parque de diversiones.

Con base en el exiguo nivel educativo que como sociedad tenemos, con nuestra escasa cultura cívica, con el esquema de razonamiento y participación política que acostumbramos, con la firme realidad y convicción de que los mexicanos no sabemos votar en nuestro beneficio, le aseguro que el gladiador arrasaría en las urnas. Y claro, igual cobraría la dieta legislativa y demás beneficios.

Ahora proyectemos dicho escenario a todo el país, ¿en verdad deseamos un cuerpo legislativo así? ¿A dónde nos llevaría? ¿Estaríamos felices de ya no contar con los ?pluris?? Vuelvo a insistir en qué hay múltiples enfoques y en que la democracia actual es imperfecta. Pero caray, no la vayamos a empeorar por ahorrarnos unos millones, aunque sean muchos. No vaya a ser que el dinero resulte lo más barato.

 

Reitero que para nada estoy en contra de reducir el número de legisladores, considero que hay una interesante área de oportunidad para eficiente recursos y funcionamiento; sin embargo, la vía no está en desaparecer los plurinominales. No es lo funcional, no en México y no ahora. Y desde luego, mucho menos en una consulta pública, por muy constitucional y democrática que pueda resultar.

Incluso; en un planteamiento sin mayor soporte que la vaga observación; si en ciudades razonablemente homogéneas; como Monterrey y Guadalajara, o Chihuahua y Querétaro; por cada dos distritos de mayoría relativa se hiciera la fusión y se creara uno solo, se reducirían bastante las curules y no se afectaría la representación de estos sectores sociales. Pero reitero, la óptica debe ir más allá y ser multifactorial, de amplio estudio.

El cómo organizarnos en sociedad, ni se debe ni se puede determinar con encuestas afuera del supermercado. Y mucho menos en países como México donde la mayor parte de la sociedad aún no está preparada para este tipo de esquemas y decisiones.

Esta consulta pública que propone el PRI para afectar los espacios plurinominales, es tan populista e inútil como las que sugieren el PAN y el PRD con sus respectivos temas. Pero así es la época electoral y así funcionan nuestra democracia y sociedad. De manera imperfecta le decía.

Y por eso los ciudadanos tenemos que andarnos con cuidado, porque a la hora de las votaciones, con amplia facilidad acostumbramos cambiar nuestro voto; y con él las políticas públicas futuras; por cualquier oferta escasa o suvenir del momento.

Desde luego que el tema es necesario y urgente de abordar, pero en un debate organizado y de amplio alcance, con diagnósticos claros y estudios comparados. Y es que somos muchos, muchos ?méxicos? en uno solo. Y bueno, ojalá que sí, no vaya a ser que terminemos gobernados por futbolistas y cantantes de moda. Funcionando sin política pues.

 

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.

 

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