Los días 1 de septiembre, durante el sistema político mexicano que prohijaron el PRI y sus antecesores, se les llamaba EL DÍA DEL PRESIDENTE.

El mandatario en turno se presentaba ante el Congreso de la Unión y daba cuenta del estado que guardaba la nación.

Eran unas largas y aburridas sesiones. El diputado que presidía la mesa contestaba la perorata presidencial con otra llena de reconocimientos y alabanzas.

Hace más de 10 años que esa costumbre de consolidación del poder fue cancelada por la nueva sociedad mexicana.

El presidencialismo está de regreso, sin duda, con un Enrique Peña Nieto que tiene nuevos elementos de control y conducción. Es un presidencialismo fuerte que Peña Nieto sabe que ya no puede ser al mismo tiempo autoritario del diazordacismo, el echeverriato, los años iniciales de Carlos Salinas.

El sábado Liébano Sáenz en su columna Paralaje que publica en Milenio, hace la siguiente consideración acerca del informe de gobierno peñista que hoy entrega Miguel Ángel Osorio Chong a la mesa directiva de la cámara de diputados que encabeza el perredista Silvano Aureoles:

?Por ello, son los resultados los que mejor abonan hoy en día el terreno de los actores políticos. La polémica es natural y explicable, pero además, en este caso, es una ventaja que sea generada por lo que se ha hecho y no por la inacción?.

Hay muchas coincidencias entre varios analistas en el señalamiento de que el presidente Peña Nieto deja la discreción y el bajo perfil al que lo obligaba la negociación de las reformas con las distintas fuerzas políticas y se pone, de plano, la camiseta de un presidente político que quiere, y necesita diría yo, ganar bien las elecciones federales intermedias.

Esa consideración, la de un presidente haciendo política de manera abierta de cara al 2015, seguramente que no obedece a un deseo de recuperación de una popularidad relativamente perdida por la administración de las crisis económicas y de seguridad que le heredó Felipe Calderón.

Peña Nieto ya es presidente y su popularidad, con todas las posibilidades que el poder en México ofrece para ganarse simpatías de numerosos grupos de la población, no sufrirá sino las mermas que ocasiona el desgaste del ejercicio de la función y que en México están en la media internacional.

Peña Nieto necesita reactivar a dos partidos en crisis como son el PRD y el PAN. Dentro del sistema de partidos que existe en México, hay presencias testimoniales como las del PT, MC, Panal y ahora los de los nuevos partidos Encuentro Social y Humanista.

Y es riesgoso que MORENA, por puro default, se quede como el interlocutor único del peñismo a partir del septiembre del 2015. MORENA, si gracias al desgarramiento interno de PRD y PAN y la fantasmal presencia de los demás partidos registrados, se convierte en la oposición más fuerte en el contexto político nacional, será no solamente el prospecto para pelear la presidencia de la república al PRI en el 2018, sino que será de inmediato un auditor moral de TODAS las reformas, no solamente de la energética.

Por esa razón está claro que Peña Nieto cambia alabanzas y reconocimientos gratuitos por debate y diálogo.

Tener interlocutores válidos en partidos y organizaciones sociales y empresariales. En ese contexto es en el que las reformas se habrán de consolidar.

Y el presidente hará política. Dentro y fuera de su partido.

Seguirá jugando con nombres para suceder a César Camacho en el PRI: Ivonne Ortega, Manlio Fabio Beltrones, Aurelio Nuño o Ernesto Nemer.

Cambios o enroques en el gabinete: Videgaray a Gobernación, Osorio a Sedesol, Beltrones a Sagarpa.

Tiene además el atractivo de la nominación de nueve candidatos a gobernador: Ascención Orihuela o Jaime Darío Oseguera a Michoacán; Manuel Añorve o Claudia Ruiz a Guerrero; Ricardo Barroso o la alcaldesa de La Paz, Esthela Ponce, en Baja Sur;  el alcalde de la capital, Roberto Loyola Vera o el presidente del congreso Braulio Guerra en Querétaro.

Y decidir si manda a Ildefonso Guajardo a Nuevo León o se la juega con un factor populista con Ivonne Álvarez o de plano lo convence la capacidad de propuesta de Javier Treviño.

Y San Luis Potosí, donde pelea el alcalde Mario García Valdés que disputa la nominación al delegado de la PF Enrique Galindo, o Sonora donde solo quedan intactos Alberto Cano Vélez y Claudia Pavlovich.

Y luego los diputados plurinominales.

Y finalmente el que será el pastor de los legisladores en San Lázaro.

Hoy, cuando Miguel Ángel Osorio Chong entregue el informe de Enrique Peña Nieto al presidente de la cámara, Silvano Aureoles, se iniciará el juego político del presidente.

Decía Don Daniel Cosío Villegas que el presidente empieza a prepararse para ser ex presidente desde el primer día de su mandato.

Y Peña Nieto, al iniciar su tercer año de gobierno, simplemente jugará ya con más seguridad, sus cartas a sucederlo.

Vistos hasta la fecha Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong, Manlio Fabio Beltrones y Jesús Murillo Karam.

EN TEIMPO REAL.

1.- Desde luego que Rodrigo Medina sabe de dónde viene el fuego amigo que, a través de Reforma y el Norte, le disparan un día sí y otro también. Por ello ha confiado más responsabilidades de control mediático a Jorge Domene. Y Domene es un político que entrega resultados.

2.- Los ratings de los noticieros de radio en México se han convertido en una disputa empresarial. Puntos en rating se traducen en precios de la comercialización. Por esa razón ya hay una guerra sorda, pero intensa, en contra de los ratings.