?¿Por qué dije eso?? Es una pregunta frecuente que se formulan las víctimas de la amígdala: No pueden dominar sus impulsos, son incapaces de pensar con claridad si están enojados y, sobre todo, nunca aprenden la lección.

Y es que quienes así actúan, tienen escasas posibilidades de triunfar en la vida, por eso este no es un tema menor ¿cuántas veces ha escuchado usted, estimado lector, las siguientes frases: ?Es muy inteligente, pero es un lépero, majadero? o  ?es una persona muy capaz, pero es imposible trabajar con él porque explota a la menor provocación??

?Carácter es destino?, decían los clásicos, pero a todo esto ¿qué es la amígdala?

?La amígdala es uno de los centros emocionales de nuestro cerebro. Es el radar que detecta los peligros y el punto desencadenante de emociones como la angustia, la ira, el miedo, el impulso. Está diseñada como un instrumento de supervivencia y cuando ésta detecta una amenaza, en cuestión de décimas de segundo es capaz de tomar el mando del resto del cerebro. Al tomar el control de la situación los circuitos de la amígdala, otras partes del cerebro dejan de funcionar con normalidad?[1]

En la escuela de mis hijas, hay un programa extra curricular que pretende entrenar a los participantes en liderazgo y negocios. Hasta ahora, les han enseñado a poner la mesa de manera correcta para una cena formal y a actuar conforme las reglas de etiqueta y cortesía mínimas en una reunión de negocios.

Eso está bien, qué bueno que conozcan esa información? pero en un momento dado, ese aprendizaje será lo de menos, si la persona es incapaz de controlar lo que dice, cómo lo dice y ante quién lo hace.

?Lo que natura no da, Salamanca no presta?, dice un sabio refrán, atribuido a Miguel de Unamuno en alusión a que esa ciudad española alberga la universidad en activo más antigua de España, donde fue rector el escritor. Esta frase hace alusión a las cualidades que debe presentar el estudiante de esa universidad y que no dependen de su estadía en ella: Cursar sus aulas ?y aún egresar de ellas- no implica necesariamente, ser inteligente, honorable o culto.

Y es que por oficios de la amígdala, hasta el erudito más competente está perdido?y su vida también, porque la emoción siempre traicionará a la razón y esta condición dará al traste con todos los esfuerzos que haga pasa salir adelante.

Papá me decía que hay tres temas que en Tierra Caliente, hacen que la gente llegue a matar, por la pasión que despiertan: la política, la religión o el fútbol. Algo de razón hay en eso, pues ante la menor discordancia, las emociones toman el lugar de la razón, el chip de la amígdala se enciende y después todo está perdido. Por eso el sabio Aristóteles decía que enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado?eso es de sabios.

Por eso, la parte de los curricula de todas las escuelas del mundo, deben enfocarse también en educar las emociones y por ende, en controlar a la amígdala. Los Punset han escrito bastante al respecto, si usted es padre de familia o profesor, puede aconsejar a su ser querido o a su alumno en caso de que detecte que de vez en cuando, la amígdala hace de las suyas. El éxito de ellos, bien vale una misa.

 

¿Usted qué opina, estimado lector?